Mercurio, cobre y plomo son los metales pesados más predominantes en los fangos del puerto de Maó según revela el nuevo estudio de una empresa especializada encargado por Autoridad Portuaria de Balears (APB) antes de proceder al dragado del puerto anunciado para 2013. El material procede en su mayor parte de la industria bisutera de los años 70 y en menor medida de la actividad portuaria.
Este estudio de caracterización de sedimentos señala que la concentración de sustancias tóxicas o no deseables en los materiales que se pretenden dragar son de categoría I y II, es decir, la concentración de contaminantes se sitúa entre insignificante y moderada, por tanto, el vertido al mar proyectado deberá ser controlado con un plan de seguimiento medioambiental, según las recomendaciones del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), del Ministerio de Fomento, para la correcta gestión del dragado.
Estos datos fueron ofrecidos ayer por Autoridad Portuaria en la Jornada Técnica de puertas abiertas sobre el dragado de la zona próxima a la estación naval y el Cós Nou, cuyas obras tiene previsto licitar en breve. Técnicos del órgano gestor de la rada mahonesa y expertos de empresas contratadas por APB explicaron por qué es necesario dragar el puerto, la tramitación ambiental seguida, la caracterización de los sedimentos existentes, la afectación del posterior vertido al entorno y el plan de vigilancia ambiental.
Jorge Martínez, responsable de Explotación y Servicios y Territorio de APB, reconoció la "alarma social" generada ante el dragado y los "errores aritméticos de centésimas" cometidos por APB en anteriores análisis de los fangos, que han dado lugar, dijo, a la realización del nuevo estudio que ayer hizo público el ente en un "ejercicio de transparencia".
Martínez explicó que el puerto necesita recuperar su antiguo calado de unos nueve metros para afrontar con seguridad futuros incrementos del tráfico de cruceros, que para el próximo año ya se estiman en un 28 por ciento más (de 66 a 99). El dragado proyectado afecta a una lámina de agua de 250.000 metros cuadrados y está previsto extraer 200.000 metros cúbicos de materiales.
El calado medio que ganará la rada en la zona de viraje de cruceros será de un metro más. Armando Parada, responsable de Dominio Público y Territorio de la APB, explicó que la tramitación del dragado se inició en 2008 y que todas las administraciones competentes en esta materia han emitido informes favorables con algunas prescripciones ya corregidas.
Joan Llop Garau, del Centro Balear de Biología Aplicada, incidió en que los niveles de contaminación encontrados en los lodos por esta empresa independiente son moderados, si bien incidió en que su posterior vertido al mar es "totalmente compatible por su baja afectación", aunque recomendó un seguimiento ambiental.
Gonzalo Montero, de INC Gropu, explicó que los materiales dragados se verterán a dos millas de la bocana, a 53 metros de profundidad y a cinco millas del LIC arqueológico de la Illa del Aire, la zona medioambientalmente más sensible y cercana. "Hemos comprobado que en condiciones extremas de viento, corrientes y teniendo en cuenta los materiales más susceptibles de dispersarse, está garantizado que el vertido no llegará a la zona sensible". APB informó que este punto ya ha sido utilizado históricamente para verter los lodos dragados del puerto.
Francisco Mir, de CBBA, explicó el plan de vigilancia ambiental que se pondrá en práctica tanto en la zona de dragado como en el área de vertido, que incluye controles semanales, mensuales e incluso un año después de la operación. También explicó la red de alertas y los planes de contingencia.
El dragado se prolongará cinco meses y el presupuesto será de 2,6 millones de euros.