El Ateneu de Maó ha decidido aceptar la vivienda de Cala Llonga que el que fuera presidente de ENDESA, Feliciano Fuster, legó a la institución cultural en concepto de herencia. Si bien el proceso se encuentra en un estadio inicial, la junta directiva ya ha realizado algunas gestiones importantes para formalizar la recepción de un bien inmueble que está tasado en más de 500.000 euros.
La primera de ellas fue la firma simple de la escritura el pasado jueves ante una notaría de Palma, paso previo a la rúbrica definitiva ante el registro de la propiedad de Maó. El paso siguiente se dio el viernes cuando, una vez recibidas las llaves, una representación de miembros del Ateneu, encabezada por la presidenta Margarita Orfila, realizó la primera visita a la casa.
"Estamos enormemente agradecidos al señor Feliciano Fuster por tener este gran gesto con el Ateneu", comentó ayer Orfila no sin antes reconocer que el proceso sigue abierto debido a la "gran complejidad" que se deriva de la naturaleza de un testamento ológrafo -redactado a mano y sin la presencia de un notario- que beneficia a diferentes instituciones públicas y entidades privadas.
En la toma de esta decisión han jugado un papel importante los anteriores presidentes de la entidad, convocados por la junta directiva para abordar este asunto. "Adelante, nos dijeron y así lo hemos hecho", explicó la actual presidenta que admitió, por otra parte, la existencia de deudas económicas. Sin querer entrar a concretar la cuantía de las mismas, alegando que había otras partes implicadas en la herencia, Orfila se limitó a señalar que "si todo se hace bien, las cargas serán mínimas".
Una vez atados todos los "cabos sueltos", en un plazo todavía no definido, la junta directiva convocará una asamblea general con todos los socios para decidir qué hacer con la propiedad legada por Fuster, distinguido en su día como Hijo Ilustre del Ateneu.
Si bien existen diferentes posibilidades, lo cierto es que la solución que a primera vista podría generar más adhesiones sería la venta. La presidenta no lo descarta; de hecho, es evidente que la institución centenaria no pasa por uno de sus mejores momentos (los recortes aplicados a las subvenciones públicas han hecho mella en muchas entidades culturales) por lo que la entrada de una elevada cantidad de dinero podría ayudar a resolver algunos problemas como, por ejemplo, el mal estado de algunos elementos de la sede del Ateneu.
Al margen de estas cuestiones, lo que preocupa ahora a la junta directiva es culminar de la mejor manera un proceso que ya viene de lejos (el Ateneu fue conocedor de la herencia poco después de la defunción de Fuster, ocurrida en marzo del año pasado). Entre los asuntos pendientes de resolver cabe citar el reparto de los bienes muebles que hay en el interior del chalé de Cala Llonga. Al parecer, al Ateneu le tocaría el 40 por ciento de éstos, mientras que el 60 por ciento restante recaería en el Ayuntamiento de Santa Margalida, municipio del que era originario el fallecido.
Feliciano Fuster tenía en propiedad una segunda vivienda en Maó, concretamente en Lluc-maçanes. Ésta, conocida como Can Landa, fue donada a una entidad ligada al Opus Dei. A día de hoy se desconoce si ésta la ha aceptado.