Sin palabras. Así se quedaron ayer aquellas personas que vieron a un helicóptero del Ejército de Tierra sobrevolar el puerto de Maó. "¡Qué extraño!", se decían los que tuvieron la oportunidad de verlo maniobrar en la Isla. Su estructura poco común, la paleta cromática de camuflaje con una mezcla de verdes, colores tostados y grises y su ubicación, fuera de una base militar, hicieron asombrar a más de uno y que se girase dos veces al percibir su movimiento.
Se trata de un helicóptero Boeing Chinook utilizado para el transporte de carga pesada, de 30 metros de longitud y 5,5 metros de altura. Con una velocidad de crucero de unos 220 kilómetros por hora, este helicóptero se desplazó a la Isla con una docena de personas, según calcula el coronel y presidente de la Comisión Permanente del Consorcio del Museo Militar de Menorca, Francisco Riva, después de llevar a cabo una misión en Mallorca.
El helicóptero se desplazaba hasta la isla vecina para realizar unos trabajos de transporte. De ahí que se requiriera su presencia en Menorca para posibilitar el desplazamiento de dos cañones antiaéreos a la fortaleza de La Mola y que hasta el momento se encontraban en el castillo de San Felipe. Riva señala que son dos piezas de museo que no se ajustaban a la época del castillo. Su traslado por tierra era totalmente imposible puesto que "son cañones tan grandes que no pasan por la entrada de la fortaleza de Isabel II, de ahí que necesitáramos el helitransporte para realizar el desplazamiento". Asimismo, y aprovechando su presencia, el helicóptero de transporte pesado trasladó otros dos cañones que ya se encontraban en La Mola a otro emplazamiento del recinto adecuado para la artillería antiaérea. Estos cuatro cañones pesan 4.983 kilos cada uno, es decir, cinco toneladas por pieza.
Los trabajos se desarrollaron durante la mañana de ayer, antes del regreso del helicóptero a la Península.