Un día a la semana los voluntarios de Caritas reparten en las parroquias la comida que les llega del Banco de Alimentos y de las donaciones particulares. Cada semana, se añade alguien a la cola. Todos llevan el "vale" de la trabajadora familiar de la organización diocesana y la mayoría (65 por ciento) han pasado antes por los servicios sociales municipales. El reparto se lleva a cabo con discreción. Cada vez hay más caras conocidas. Los profesionales de Caritas consideran que "se nota que se agota el colchón de las familias". El dato no admite dudas: una de cada cuatro familias atendidas el año pasado no tenía ingreso alguno.
Este primer trimestre de 2013 la petición de ayuda, que en los últimos tres años parecía estabilizada, se ha disparado. 820 personas han sido atendidas. Si se mantiene el ritmo, a final de año se duplicará la cifra. El esfuerzo del personal de Caritas es enorme y solo es posible atenderles por el incremento de las donaciones y de la solidaridad, también discreta, de muchas personas. La trabajadora social de la organización diocesana no da abasto a elaborar los informes asistenciales y se acumula una lista de espera que crece. De las personas que piden apoyo, 176 lo han hecho por primera vez este año. Eso significa que cada día, Caritas recibe dos nuevas peticiones.
La mitad de las acciones se destinan a necesidades básicas de comida, ropa, medicamentos, recibos de alquiler, de luz y agua. No admiten espera. También se han disparado las peticiones de material escolar. En algunos municipios, como Maó, ya se desvían directamente a Caritas algunos casos apremiantes, quizás por la falta de recursos. Se está a la espera de la firma de un convenio con este Ayuntamiento, como el que sirve en Ciutadella para atender con más eficacia a las personas que requieren respuestas rápidas. Las personas necesitadas a menudo se desesperan con las dobles valoraciones técnicas. "No es bueno alargar la angustia", comentan desde Caritas.
La comida que distribuyen los voluntarios procede del Banco de Alimentos, de las cestas ubicadas en varios supermercados, de las donaciones de entidades, de los donativos en las misas. "Gracias a Dios, se ha incrementado mucho la solidaridad", comentan.
También son numerosos los colectivos y asociaciones que organizan todo tipo de actividades para recoger fondos con los que atender a las personas más necesitadas.
Uno de los cambios significativos que se está produciendo en el perfil de los demandantes es que cada vez son más de aquí. 448 de las 820 personas atendidas entre enero y marzo son españolas. El año pasado ya representaron el 51 por ciento. También es significativa la edad. El grupo más numeroso es el de quienes tienen entre 30 y 40 años. También destacan los menores de edad. 138 usuarios no tienen más de 19 años. Otro dato: 470 son mujeres. Entre las personas atendidas destaca el grupo de mujeres que viven solas y que tienen hijos.
El volumen de demanda es tan importante que en Caritas se plantean renovar las autorizaciones de atención cada seis meses y no cada cuatro como hasta ahora.
Uno de los grandes riesgos en este momento crítico es que el desánimo se extienda entre quienes precisan ahora de una ayuda social, según comentan en Caritas. "Cuando alguien no cree que se pueda salir de esta situación es más difícil conseguirlo y se nota una pérdida de tono vital en el conjunto de la sociedad y de forma especial entre las personas que padecen la pobreza". La organización diocesana advierte de otro riesgo, la erosión del capital social , que se ha construido en 30 años en materia de organización, legislación y derechos, y que "si nos quedamos sin recursos podemos tardar décadas en conseguir una recomposición".
Además de la dotación de recursos públicos para atender las necesidades básicas de personas, Caritas cree necesario mejorar el trabajo en red con todas las administraciones y organizaciones como Creu Roja. El Consell de Serveis Socials se aprobó en mayo de 2012 y su constitución, que se debía realizar en un plazo de tres meses, se ha retrasado por la falta de medios y las urgencias del área de Bienestar Social del Consell. Ahora se ha puesto en marcha el proceso para su constitución.
El viernes 5 de abril se celebran unas jornadas en el Consell sobre nuevas estrategias de futuro en los servicios sociales. Pretende abrir un debate a partir de los cambios que pretende el Gobierno en materia de administración local. La consellera Aurora Herráiz abrirá la jornada, que contará con dos ponentes: Manuel Aguilar, doctor de la Universitat de Barcelona, y Antoni Riera, profesor de la UIB y ex director del desaparecido Centre de Recerca Econòmica. Los técnicos en servicios sociales participarán en un seminario sobre "servicios sociales y políticas públicas".