El concierto que la orquesta del Grup Filharmònic del Ateneu de Maó ofreció el Viernes Santo ha desembocado en una polémica a causa de un acto de protesta que se llevó a cabo en los prolegómenos de la actuación.
El Grup Filharmònic quiso aprovechar la convocatoria para llevar a cabo un acto poético-reivindicativo. Para ello se planificó la lectura del poema "Lágrima", de Jaime Gil de Biedma, y varios de los músicos se enfundaron camisetas para denunciar problemáticas que están afectando a la sociedad, como los recortes en sanidad, educación e investigación científica, las deficiencias en el transporte aéreo, los desahucios, la oposición surgida con los vertidos al mar por el dragado del puerto de Maó, o las "injusticias" que se ponen de manifiesto en relación a los inmigrantes.
Y el acto debía quedar ahí. Sin embargo, la impulsora de la acción, Carme Cardona, en un impulso por expresar estas problemáticas, "me dejé llevar por la emoción y me extendí sin poder ocultar" las palabras que "surgían de mi corazón". Así, según apuntan algunos de los presentes, Cardona prolongó su discurso alrededor de media hora, lo cual disgustó a asistentes al concierto. Incluso, afirman, algunos abandonaron la iglesia de Santa Maria donde se celebró el concierto, antes de que este se iniciara.
Este acto causó también malestar entre los propios miembros de la orquesta, y la junta directiva del Ateneu de Maó, que emitió ayer un comunicado para "dejar claro que esta entidad está totalmente desvinculada de las manifestaciones que se hicieron". Asimismo, desde la entidad señalan que "todos tenemos derecho a manifestar nuestras ideas, estamos en un estado de derecho y de libertad de expresión, pero debe buscarse el lugar y el momento, que en el caso al que nos referimos, no lo era".
Por su parte, Cardona reconoce que se extralimitó. Aun así, explica que con este acto reivindicativo buscaba la visualización del dolor que sufren muchas familias, y despertar, a su vez, las conciencias ciudadanas, pues considera que existe una doble moral, un "querer quedar bien que nos mata a nivel social".
En cualquier caso, Cardona asume su responsabilidad y desvincula de la acción al Ateneu.