La temporada turística entra en su momento clave y son muchos los negocios que se juegan su futuro en el próximo mes y medio. En realidad no parece que el panorama haya cambiado demasiado respecto a 2012, por lo que muchos empresarios más o menos ya saben a qué atenerse. Y es que en la primera quincena de este mes los resultados no han acompañado demasiado, al menos en Ciutadella. Algo que no deja de llamar la atención si se tiene en cuenta que el Aeropuerto está batiendo este estío récords de pasajeros.
"Gente si que hay, pero parece que vienen sin dinero", explica la propietaria de una tienda de souvenirs en el centro, que se ha visto obligada a ir modificando el modelo de negocio durante los últimos doce años por la caída del poder adquisitivo de los turistas. "Comencé con artículos más caros, de piel, y ahora vendo cosas mucho más baratas, explica".
Caída de ventas
Desde la entidad comercial Ciutadella Antiga, su coordinador, Macià Coll, confirma que el sentir general entre los asociados es que las ventas "han caído bastante" durante la primera quincena de julio. Coll hace referencia a que cada vez más clientes se preocupan por las dimensiones y el peso de los artículos que compran, y es que en este sentido el auge de las compañías áreas "low cost" suponen un arma de doble filo por las limitaciones de equipaje que imponen. La asociación está por otra parte satisfecha por el inicio de las llegadas de cruceros, aunque advierte que todavía queda mucho trabajo por hacer, dado que para este verano solamente hay previstas ocho escalas.
También hay comerciantes que ven el panorama con más optimismo pero al mismo tiempo siendo muy realistas. La responsable de una tienda de moda advierte que si tuviera que definir la temporada con una sola palabra, ésta sería "irregular". Dejando de un lado si hay mucha o poca gente o sobre si tiene dinero o no, esta empresaria ve algunos problemas como destino turístico. El principal, según explica, es que no se aprovecha el potencial del casco histórico, a su juicio "poco dinamizado turísticamente". Por otra parte, añade que el problema para un buen número de comercios "en segunda línea" es que prácticamente todo el volumen de visitantes se concentra en una zona muy pequeña del pueblo.
"No vamos a peor"
El presidente de la Asociación de Comerciantes de Menorca (ASCOME), Vicente Cajuso, sostiene una posición un tanto resignada: "Afortunadamente no vamos a peor", afirma. Casujo basa su análisis en los recientes datos sobre la evolución de la temporada turística elaborados por PIME, un estudio en el que se constata que el número de comerciantes que ha facturado más en junio es ligeramente mayor respecto al mismo periodo del año anterior.
Y es que el verano no está yendo bien ni para esos sectores que no habían sufrido los efectos de la crisis durante los últimos años, como el de los estancos. Sus principales clientes, los extranjeros, están empezando a dejar de comprar tabaco dado que los precios ya no son lo que eran y a que cada vez son mayores las restricciones para sacar los cigarrillos fuera del país. "Está siendo un julio demasiado light", sostiene la trabajadora de un establecimiento del centro.
Restaurantes
Tan pronto como se consulta al sector de la restauración, sale a colación el que junto a la estacionalidad es uno de los grandes problemas del turismo menorquín, el todo incluido. El responsable de un restaurante en una céntrica plaza señala que ante las pulseras solo les cabe una táctica, intentar ser más competitivos. "Nosotros apostamos por cuidar al cliente e intentar que repita varias veces durante su estancia gracias a unos precios asequibles. Solo nos queda esa solución", explica el hostelero, quien considera que en realidad la temporada está siendo "más o menos" como la del año pasado.