El servicio de transporte público a las fiestas patronales de Menorca, el popular Jaleo bus, volverá a funcionar a pleno rendimiento el próximo fin de semana, con unos veinte autocares en circulación, para cubrir la demanda que genere la celebración de Sant Llorenç, en Alaior. En una noche de jaleo se pueden mover alrededor de tres mil personas entre todos los pueblos de la Isla, solo en este medio de transporte nocturno, por lo que incidentes como el sucedido en la madrugada del pasado domingo, en el trayecto de Es Migjorn Gran a Ciutadella, no son extraños para el personal de los autobuses aunque tampoco -si se tiene en cuenta el volumen de usuarios y el contexto festivo-, resultan tan habituales.
"Es la actitud de unos pocos pero que se ve mucho", consideró ayer José María Camps, gerente de Autocares Norbus. Esta empresa funciona como central de autocares junto a Torres, en cuanto a la gestión, aunque de manera autónoma en lo relativo a su flota de vehículos. Fue precisamente un autobús de Autocares Torres, uno de los de mayor capacidad de la compañía, de dos pisos y 76 plazas, el que sufrió desperfectos el pasado fin de semana a su regreso del jaleo nocturno de Es Migjorn. Esa jornada se desplazaron desde Ciutadella a la pequeña población central de Menorca unas 1.500 personas "solo en bus", afirma Camps, lo que da una idea del reto que plantean las fiestas de los municipios en cuanto a movilidad y seguridad vial.
"Es un volumen de pasajeros muy grande, y casi nadie sin tocar el alcohol", explica Camps sin entrar en detalles del nivel etílico de los viajeros, a los que se les reparten bolsas antimareo y se les conmina a dejar sus pertenencias en el maletero si entre ellas hay 'pomada' u otras bebidas alcohólicas.
La mayoría de los usuarios del Jaleo bus son gente joven, especialmente en los horarios más conflictivos, entre las cuatro y las seis de la mañana, son los que apuran la fiesta hasta el último momento, mientras que los viajeros más mayores o que tienen responsabilidades laborales al día siguiente se suben a los autobuses de medianoche o entre la una y las dos de la madrugada; esos son los trayectos habitualmente más tranquilos, aunque todos cuentan con controladores en el interior del vehículo y personal de seguridad en la venta de tickets y la entrada al bus para evitar altercados y molestias al conductor.
A pesar de ello, en ocasiones es inevitable la falta de urbanidad (con basura o vómitos en los asientos y pasillos) y, puntualmente, el gamberrismo, con la rotura de cabezales o ceniceros de los autocares. "La limpieza suele ser más agresiva en estos autobuses, terminan peor" que los que cubren una ruta diurna, señala el gerente de Norbus, "y tienen que rodar a la mañana siguiente", algunos en las líneas regulares y otros, como el que sufrió los destrozos al volver de Es Migjorn, en el transporte discrecional.
El autobús seguía ayer aparcado en las instalaciones de Autocares Torres en Ciutadella a la espera de que siga su curso la denuncia ante la Policía Nacional, que intervino en el suceso, y de realizar las reparaciones necesarias para ponerlo en circulación dentro de unos días, cuantos menos mejor, ya que dicho vehículo se destina a realizar excursiones turísticas, incluida la de los cruceristas que llegan al puerto de Ponent los viernes, apuntaron desde la empresa Autocares Torres.
En esta ocasión, los autores de los actos vandálicos fueron identificados por los agentes. Otra veces eso no es posible, y las empresas de transporte corren con los gastos de las reparaciones.
La experiencia señala a Alaior como uno de los polos de atracción más fuerte en el calendario festivo. Es agosto, mes punta del turismo y de las vacaciones, y su situación, en la zona centro, hace que llegue gente de todas las otras poblaciones. Por delante, las citas de Sant Climent, Sant Lluís, Ferreries y Maó, para un transporte que se ha consolidado en estos últimos años.