El accidente de la joven turista de 25 años, L. B. D., que el jueves se fracturó la columna en Cala Mitjana al lanzarse al mar desde una zona de rocas ha puesto en primera plana de la actualidad, la seguridad de las playas menorquinas. El alcalde de Ferreries, Manuel Monerris, lamentó ayer lo ocurrido en una de las playas vírgenes más concurridas del municipio. Recordó que el año pasado los servicios municipales colocaron un cartel en la cala advirtiendo precisamente del peligro de los saltos al mar desde la zona rocosa situada en el margen izquierdo de la playa. El regidor reconoce que los bañistas siguen lanzándose al agua, sin embargo añade que el cartel ha tenido algún efecto. Explica que habitualmente durante la temporada estival se producen en esta playa entre siete y ocho incidentes, pero en lo que llevamos de verano tan solo se han contabilizado dos. "La gente es muy inconsciente y se sigue lanzando al agua. Nosotros no podemos prohibir, simplemente advertimos del riesgo", comentó. La playa carece de servicio de socorrista, aunque el alcalde incide en que la Policía Local lleva periódicamente a cabo tareas de vigilancia en la playa, si bien añade que básicamente se centra en el control de la venta ambulante.
El presidente de Cruz Roja de Ferreries, David Alzina, explica al respecto que Cala Mitjana dispone de un botiquín que es atendido cada dos días por el servicio de socorrismo de Cruz Roja que opera esta temporada en Cala Galdana. "Una playa con la afluencia de bañistas como Cala Mitjana debería tener un servicio de vigilancia", advierte rotundo. "Nosotros acudimos sólo cuando nos piden ayuda o por una urgencia y desplazamos una lancha o la ambulancia. Aunque como responsables del botiquín también acudimos periódicamente para mantener su estado En el incidente del otro día nos pidieron ayuda, pero nuestra ambulancia realizaba un traslado", comentó. La bañista fue atendida por una ambulancia del 061 con base cercana. En esta playa urbana trabajan cuatro socorristas fijos desde el 1 de mayo hasta el 31 de octubre, y en este arenal, incide Alzina, los bañistas son respetuosos con las indicaciones de los vigilantes.
Los lanzamientos al mar desde zonas rocosas o elevadas, son una práctica habitual en el litoral menorquín, pero es una moda contra la que no es fácil luchar. La seguridad en las playas ha aumentado en los últimos años, no obstante, los problemas económicos de muchos ayuntamientos no contribuyen a implementar la vigilancia que algunos arenales exigen por su peligrosidad o por la afluencia de bañistas, especialmente en las playas vírgenes del norte.