En lo que va de año, los concesionarios menorquines han vendido 40 vehículos destinados al mercado de alquiler, una cifra paupérrima si se compara con el mismo periodo de 2012, cuando el número ascendía a 1.121. Desde la Asociación de Concesionarios insular, su presidente, Orestes Carreras, reconoce que el anuncio de los impuestos verdes, cuya aplicación informó ayer el Govern ha quedado suspendida por completo, ha provocado que las empresas de "rent a car" "hayan sido muy conservadoras a la hora de comprar". A ello hay que sumar el hecho de que muchas compañías prefieran domiciliar los vehículos en otras comunidades autónomas.
Y eso ha tenido unos efectos muy negativos sobre en un sector en el que la venta de coches de alquiler suele representar aproximadamente el 60 por ciento de la facturación anual. De forma global, incluyendo las ventas a particulares, todoterrenos y comerciales, los datos del mes de agosto hablan de un retroceso en lo que va de año del 64,2 por ciento y no hacen si no confirmar "la precariedad del sector", señala Carreras. Y es que el incremento en el capítulo de turismos no destinados a alquiler, que se sitúa en el 4,6 por ciento en los primeros ocho meses del año "no es motivo de alegría suficiente", reconoce el presidente de la patronal. "El mercado está muy apático. Ahora la gente ya solo compra un coche cuando se queda sin él, y eso no es suficiente para mantener la estructura de negocio".
Dentro de un panorama bastante oscuro, el sector ha visto una vía de salida gracias a la convocatoria de un nuevo plan de ayuda a la compra, el PIVE-3, cuyos fondos esperan que al menos aguanten hasta finales de este año. Sin este flotador, Carreras sostiene que el panorama "sería catastrófico".
La otra vía de ayuda podría ser la celebración este otoño de FERIAME, una cita anual que sin embargo este año aún no está confirmada. En principio, se había barajado la posibilidad de celebrar la feria a mediados de noviembre para intentar animar las ventas, pero por el momento todo está en el aire.