La nueva consellera de Ordenación del Territorio, Marta Vidal, ha empleado este martes sus primeras horas en el cargo en tratar de convencer a la alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, para que reconsidere la intención del gobierno municipal de abandonar el Consorcio de Disciplina Urbanística en Suelo Rústico, al igual que ya han hecho los consistorios de Ciutadella y Ferreries.
El gobierno de Águeda Reynés cuestiona la agilidad y el funcionamiento de este organismo supramunicipal, pero el Consell dice estar dispuesto ahora a «revisar los objetivos y recursos de los que dispone el consorcio». Es la tarea que se ha «comprometido» a realizar personalmente la nueva consellera con el objeto de seguir dando sentido a este ente.
Marta Vidal admite que las competencias «son municipales», pero recuerda que este servicio de control y vigilancia «se mancomunó precisamente con el Consell para intentar optimizar los recursos humanos y materiales».
En cualquier caso -incide- «es potestad de cada ayuntamiento decidir si se mantiene o no en el consorcio».
El compromiso contraído por la nueva consellera se produce un día después de que Reynés expresara su firme voluntad de salir del consorcio. De hecho fue la alcaldesa de Maó la que en la reunión de alcaldes celebrada el viernes puso sobre la mesa las dudas sobre la continuidad de este organismo creado en 2004 con la intención de realizar un férreo control de la disciplina en suelo rústico.
Según reveló el lunes la alcaldesa de Maó, en estos momentos el Consistorio quedaría a expensas de conocer cuáles son las intenciones del Consell, algo que se concretará en un informe sobre el asunto. En cualquier caso no es asunto que se quiera demorar mucho en el tiempo.