El testaferro de Gerardo Díaz Ferrán, Ángel de Cabo, relató el pasado 27 de noviembre a agentes policiales las tretas empleadas por el expresidente de la CEOE para difuminar los activos del Grupo Marsans y poner a salvo de los acreedores su patrimonio. Así lo releva en su edición de ayer el diario «El País», que ha tenido acceso al documento de veinte páginas en el que se recoge la declaración prestada por De Cabo en las dependencias de la cárcel valenciada de Picassent, donde se encuentra en estos momentos a la espera de juicio.
La declaración cuenta con todo lujo de detalles. En el caso concreto de las propiedades inmobiliarias que Díaz Ferrán habría tratado de ocultar en Menorca, el testaferro explica las operaciones realizadas. Se trata de dos chalés de lujo ubicados en Ciutadella, concretamente en Son Xoriguer y en Cala Morell.
Ángel de Cabo relata que para desprenderse, supuestamente de forma ficticia, de una de estas propiedades se optó por venderla a una empresa del hermano del Díaz Ferrán. Concretamente se trata de la casa con parcela ubicada en la urbanización de Cala Morell, valoradas ambas propiedades en un total de 2,3 millones de euros, según el informe que realizó en su día la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal. La información de «El País» indica que este mismo destino se dio a cuatro locales de la calle Velázquez de Madrid y dos chalés de Calvià.
Un segundo chalé ubicado en Ciutadella, concretamenet en la zona de Son Xoriguer, ha terminado en manos de la hija de Díaz Ferrán, explicó Ángel de Cabo, después de que la sociedad patrimonial Grudisán le transmitiera la totalidad de las acciones de la empresa Imorilla y se forzara un concurso de acreedores con facturas falsas, dice «El País». Esta propiedad es una vivienda de unos 300 metros cuadrados sobre un importante solar, valorado en dos millones de euros.
El relato del testaferro se extiende con otros movimientos financieros y de acciones, siempre con la intención de preservarlos. Entre otras cosas, De Cabo relató que Díaz Ferrán «tiene dinero en Hong Kong».
En cuanto al yate «Lequar», que pasó largas temporadas en los amarres del Moll de Llevant del puerto de Maó. Ángel de Cabo explica que continúa siendo propiedad del expresidente de la CEOE «después de una operación ficticia de transmisión a empresa de Gibraltar» de esta embarcación de 31 metros de eslora.