Los contenedores marrones desaparecerán en breve del paisaje de Ferreries y Es Migjorn Gran. El pliego de condiciones que marca los requisitos que debe cumplir la empresa que en el futuro gestione este servicio ya no incluye la obligación de separar la materia orgánica del resto de residuos.
La explicación que se ofrece desde el Consorci de Residus Sòlids Urbans (CRSU) es doble. Por un lado, separar resulta más caro que tratar la materia orgánica junto con el resto de residuos. Y por otro lado, y más importante según el CRSU, que actualmente, la materia orgánica que llega a la planta de tratamiento de Milà está tan mezclada con otro tipo de desechos que se hace prácticamente imposible su recuperación.
De hecho, desde el Consorci aseguran que el material que llega a Milà que supuestamente es únicamente materia orgánica contiene tantos desechos impropios que finalmente debe pasar el mismo proceso que el resto de residuos para separar todo aquello que no es materia orgánica. Aún así, una vez superado este proceso, el compost que se obtiene a partir de este material es de tan baja calidad que técnicamente ya no puede recibir el nombre de compost, sino que debe considerarse material bioestabilizado.
En este caso, la diferente nomenclatura no es un simple detalle, ya que esto significa que el material que se obtiene a partir de la materia orgánica tratada en Milà ya no puede tener usos agrícolas o de jardinería. Simplemente se usa como material para restituir los vertederos. El compost ahora únicamente se genera a partir de los restos de poda o con la materia orgánica bien seleccionada.
En base a estos hechos, el CRSU decidió que no resultaba rentable el esfuerzo económico que se hacía para separar unos residuos que, al final, se mezclaban cuando llegaban a Milà. La recogida por separado implica disponer de un camión con dos compartimentos, mucho más caro, apuntan desde el Consorci, que un camión simple.
El caso de Ferreries y Es Migjorn Gran puede ser el punto de partida para crear en el futuro un servicio insular que se dedique únicamente a la recogida de materia orgánica. Para poner en marcha este servicio, se modificarían los contenedores donde se deposita la materia orgánica, para hacerlos menos accesibles que hasta ahora, y a la vez se realizarían campañas para conscienciar a la población de que «la base de un buen compost está en el trabajo de separación que se realiza en cada casa».
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