El nuevo informe forense y psicológico realizado a Cristóbal Torrent Goñalons (Ferreries, 1961), autor confeso del crimen de Joan Mascaró Florit, concluye que el «pescador de Cala Galdana», como se le conoce en aquella población, era consciente de sus actos cuando asestó las puñaladas mortales al conocido empresario junto al torrente de Son Granot y, por tanto, se le puede imputar penalmente la responsabilidad del homicidio.
El informe forense, el segundo que se lleva a cabo desde su detención, la tarde del 17 de enero de 2013, ha tenido entrada esta misma semana en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Ciutadella, que ha citado a las partes el próximo viernes 21 de febrero para despejar dudas sobre su contenido y, en caso de no solicitarse ninguna otra diligencia, dar por cerrada la instrucción. El caso será derivado entonces a la Audiencia Provincial de Balears para que sea enjuiciado por un Tribunal Popular.
La inimputabilidad del único detenido, que desde hace un año permanece ingresado en el centro penitenciario de Maó acusado de un presunto delito de homicidio, había sido invocada por la defensa para negar que hubiera existido premeditación en su actuación. De hecho, la letrada Margarita Mercadal ha insistido en la existencia de atenuantes que, en su opinión, podrían rebajar la calificación de los hechos y, en consecuencia, la condena.
Pero el contenido del informe forense viene a avalar el argumento esgrimido por la acusación particular que, en base a lo afirmado estos últimos meses en las declaraciones por testigos y familiares, percibe una clara intencionalidad en la autoría del crimen.
Crimen pasional
En su primer interrogatorio en el cuartel de la Guardia Civil en Maó, Cristóbal Torrent confesó haber perpetrado el crimen pero, al día siguiente, «moduló» algunos aspectos de su versión al prestar declaración ante el juez. Admitió de nuevo haber apuñalado repetidas veces al empresario, pero negó que su acción hubiera sido premeditada.
Es justo el parecer contrario al de la familia del fallecido, que los días anteriores al homicidio le había visto merodear los alrededores de lacasa en la que residía Joan Mascaró. Es más, en su primera declaración, hasta afirmó haberle esperado a que pasara con su motocicleta para después perseguirle y asestarle las puñaladas mortales. Diversas fuentes vinculan la enemistad entre ambos a la infidelidad de la mujer del pescador, por lo que se trataría de un crimen pasional.