El dragado del puerto de Maó arrancó este lunes oficialmente entre el temor de los usuarios de la rada mahonesa a que no concluya antes del inicio del verano, tal y como está previsto, y que acabe afeando la imagen del puerto en la época de mayor afluencia de visitantes.
La Autoridad Portuaria de Balears (APB) aseguró a finales de enero ante los agentes implicados en la actividad portuaria que las obras empezarían la segunda semana de febrero, sin embargo, las condiciones meteorológicas adversas y la avería en una de las dragas que operarán en el puerto han dado al traste con esa previsión.
A dichos contratiempos se suma ahora los preceptivos nuevos análisis que la APB se ve obligada a realizar para comprobar la salinidad de los fangos que se tratarán en el vertedero de Es Milà. La extracción de esta última muestra de lodos ya se ha realizado y se está a la espera de conocer los resultados, probablemente esta misma semana.
Ni técnicos ni ecologistas entienden necesarios los nuevos análisis ya que Es Milà es un vertedero impermeabilizado que cuenta con una depuradora química y que, en cualquier caso, se trata de sal de mar que retornaría al mar «sin más problemas», según explicó Miquel Camps, del grupo ecologista GOB. No obstante, el Servicio de Residuos del Govern se ve obligado a reclamar las analíticas por imperativo legal.
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