El paso de la chilena María José Silva por Menorca ha sido fugaz. Solo dos años desde que llegó para estudiar enfermería en Can Salort hasta que falleció, el 16 de febrero, en una cama del «Mateu Orfila», por causa de un cáncer de cérvix. Su camino ha sido doloroso, pero también hermoso. Se enamoró de un joven de Alaior, Miquel Gomila. Se casaron en el hospital, dos días antes del último viaje de María José.
El IB-Salut tardó once meses en diagnosticarle el cáncer, desde mayo de 2012, en que tuvo la primera hemorragia vaginal, hasta abril de 2013. Una citología realizada a raíz de su primer sangrado dio negativo. Varias fuentes médicas indican que es imposible que no se detectara entonces la masa cancerosa de 6 centímetros, porque ésta tarda en formarse como mínimo tres años. Si esa prueba, que tampoco fue revisada más tarde, hubiese servido, el pronóstico de supervivencia habría sido del 80 por ciento.
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