No ha llegado Sant Joan y el cartel de rebajas ya luce en algunos escaparates del centro de Maó y Ciutadella. Son minoría las tiendas que han optado por acogerse ya a la liberalización del periodo de rebajas, pero la decisión, sobre todo en franquicias de multinacionales de ropa, de empezar incluso antes de que haya arrancado el verano a aplicar descuentos de hasta el 50 por ciento despierta el nerviosismo entre los pequeños comerciantes y ejemplifica el desconcierto que vive el sector.
La gran mayoría de comerciantes tienen decidido tener paciencia y reservar sus descuentos para el inicio del mes de julio. Su objetivo es intentar conservar algo de aquel efecto 'pistoletazo de salida' que tenía el inicio unificado del periodo de rebajas, pero el gran lamento del sector se centra especialmente en ese aspecto o, mejor dicho, en la ausencia del mismo: «Vemos la liberalización de las rebajas como algo negativo porque diluye el efecto llamada», explica Vicente Cajuso, el presidente de la Asociación de Comerciantes de Menorca (Ascome).
El comercio como tal ha evolucionado y el comerciante tiene que evolucionar. El único motivo que puede fomentar que los clientes compren en su establecimiento y no en grandes superficies es que el servicio ofrecido se mejor. Y esto en muchos casos no es así. Si quieren competir con precios, no tienen nada que hacer. Hay que potenciar producto local fresco y bueno (mejor que en grandes superficies), ofrecer servio post venta gratuito (arreglo de unos pantalones, por ejemplo), aconsejar, fidelizar y estra pendiente del cliente. Abrir en verano tambien sabados por la tarde y domingos (ahhh no, que el domingo es sagrado). En fin no competir con precio, competir con calidad y servicio, pero para eso es necesario actualizarse y renovarse.