Menorca reúne las condiciones óptimas para impulsar el crecimiento sostenible y contribuir a la lucha contra el cambio climático. Esta fue una de las conclusiones de la primera edición del Foro Menorca sobre Economía y Medio Ambiente, organizado por la Fundació Rubió i Tudurí-Andrómaco y «Es Diari», y que tuvo lugar ayer por la mañana en Mongofra Nou.
Como sostuvo el catedrático de Economía e Historia Económica de la Universitat Autònoma de Barcelona, Joan Martínez Alier, «Menorca podría ser la capital del rebobinado», es decir, de la lucha contra el cambio climático, porque «es una cuestión que no debe empezar en Wall Street, Bruselas o Berlín, sino con pequeñas experiencias en sitios como esta Isla». Y es que según el catedrático, «se puede hacer una economía diferente y empezar en Menorca, porque hay tiene las dimensiones adecuadas y la inteligencia humana para ello».
Sin embargo, en opinión de Joan Rieradevall, profesor de Ingenería Química de la Universitat de Barcelona, Menorca tiene un triple reto, que pasa por la autosuficiencia energética, y que según manifestó «tiene unas condiciones excepcionales para ello»; el agua, para lo que «debe haber un cambio de estrategia» y la agricultura, que «contribuye a dar el mosaico y la visión de diferenciación a la hora de configurar el paisaje de la Isla».
En este sentido, como remarcó el meteorólogo Tomàs Molina, otro de los ponentes en el foro, es necesario establecer un plan que tenga en cuenta todos estos asuntos «para que se establezca una línea de futuro» más allá de los cambios políticos y con participación social.
Todo ello, no obstante, puede empezar por cambios a pequeña escala, e incluso a título individual, como se puso de relieve en el debate posterior. Así lo expuso la presentadora de televisión Mercedes Milá, asistente en el foro, quien puso su propio caso personal, al veranear este año en S'Estància Alta, donde «con un molino de viento y placas de energía solar tenemos electricidad». «La combinación entre agricultura, turismo y cultura marca unas condiciones muy positivas para el futuro de la Isla», incidió.
De hecho, como expuso Joan Rieradevall, se ha calculado que el 2% de la energía eléctrica que se consume en Menorca «no está cuantificada, pues procede de fuentes alternativas y que no se conectan a la red, como es el caso de viviendas ubicadas en hortals». Ello requiere un cambio de hábitos, añadió, «pero esto es lo más difícil, ya que no es fácil cambiar el estilo de vida que teníamos antes».
Sin embargo, como planteó Miquel Camps, del GOB, «uno de los grandes problemas a la hora de plantear estos cambios es la fuerza de la inercia. Discutimos sobre si es posible volver a la situación económica anterior a la crisis». Más allá de ello, Camps opinó que «las instituciones tienen suficiente trabajo como para sobrevivir y dificylmente pueden planificar, y para ello falta un empuje social».
Por su parte, la alcaldesa de Maó, Àgueda Reynés, expuso que es más partidaria que «hacer pequeños pasos entre todos e ir avanzando» y no esperar a las administraciones «pendientes de informes para sacar adelante proyectos».
Otra de las cuestiones planteadas fue el problema de la conectividad aérea, como expusieron el presidente del Cercle d'Economia, Lluís Hernández o el de la Fundació Rubió i Tudurí, Josep Maria Quintana, para contribuir al progreso económico de la isla.
El primer foro celebrado en Mongofra contó con la asistencia del presidente del Consell, Santiago Tadeo; la directora general de Cambio Climático del Govern, Neus Lliteras, que moderó el debate posterior; el conseller de Economía, Fernando Villalonga; la alcaldesa de Maó, Àgueda Reynés; el portavoz del PSOE en el Consell, Joan Marquès; o representantes de entidades como la secretaria general de PIME, María García; el presidente del Cercle Artístic, Rafael Pellicer; la del Ateneu de Maó, Margarita Orfila; el arquitecto Joan Enric Vilardell; el director del OBSAM, David Carreras; el coordinador de Som Energia, Rafael Muñoz, entre otros.