La ocupación de las marinas y los puertos deportivos de Menorca esta temporada alta es inferior a la media balear y se sitúa en un 72,5 por ciento, sufriendo además una mayor estacionalidad, según expone la Asociación de Instalaciones Náuticas Deportivas (ANADE). En el lado opuesto Eivissa registra los datos de ocupación media más elevados, con un 86,2 por ciento, seguida de Mallorca con un 85 por ciento y Formentera, con el 79,5 por ciento.
Unas cifras que conforman la media de las Islas, el 81 por ciento, más de ocho puntos por encima de la que alcanza Menorca. ANADE llama la atención sobre un desequilibrio que también se dio al inicio de la temporada, ya que mientras Eivissa registraba un 90 por ciento de ocupación, Menorca se hallaba al 60 por ciento de su capacidad y Formentera al 73 por ciento.
La asociación mayoritaria de este sector consideró ayer en nota de prensa «aceptables» estas cifras, que son similares a las correspondientes al mismo periodo de 2013 (de junio a septiembre) aunque «todavía se alejan de los datos registrados en periodos anteriores a la crisis». De hecho, ANADE espera un importante descenso del número de barcos amarrados en los puertos de Menorca y Formentera cuando finalice agosto, el mejor mes del verano, con un 90 por ciento de ocupación en el conjunto de las Islas. Según las previsiones de la asociación, Menorca volverá en septiembre a una ocupación del 60 por ciento.
Renegociar todo
Desde la Asociación Menorquina de Empresas Náuticas (ASMEN) se comparte la percepción de que la ocupación de las marinas y puertos de la Isla es baja. El presidente de la patronal, Justo Saura, cree que el puerto de Maó «padece una mala gestión, hablamos mucho pero no hacemos nada más para cambiar esa rutina en la gestión de los amarres, y hoy día se actúa igual que hace un año, con los mismos cánones». Para el empresario sería bueno que se revisaran las condiciones a los concesionarios «para que éstos, que en su día pujaron muy alto, se puedan defender mejor». Saura opina que el problema no son los precios, sino de oferta y servicios, y apunta que «debería haber diferentes escalas, amarres de cinco estrellas y otros para barcos pequeños, esto es lo que todavía no está definido en el puerto de Maó, no se da una cosa ni la otra, hay que renegociar todo», concluye.