Son expertos en buscar criminales. Juan Francisco Márquez, actual jefe de la comisaría Distrito Centro de la Jefatura Superior de la Policía Nacional de Balears, lleva 17 años en activo, siete de ellos en la sección de Homicidios. Su compañero Juan Antonio Palomo lleva seis, siempre destinado en Homicidios de Palma.
En 2010 los dos inspectores se pusieron al frente del grupo, formado además por un subinspector y cuatro policías, que resolvió uno de los asesinatos más macabros que se han producido en Menorca: el del niño César, ahogado por su madre Mónica Juanatey en 2008, cuando tenía 9 años de edad, y cuyo cadáver se halló dos años después, dentro de una maleta abandonada en Binidalí.
El suceso conmovió a una isla tranquila, pero para ustedes ¿fue un caso especial? ¿Habían tenido alguno semejante?
— Todos los casos de homicidios son un tanto especiales, al fin y al cabo, gracias a Dios, no hay demasiados, aunque lo ideal sería que no hubiese ninguno. Respecto a crímenes similares por desgracia, sí, hemos actuado en varios de esas características, como el de un niño adoptado maltratado en numerosas ocasiones, hasta quedar en coma, o el de la mujer que fue hallada sepultada 30 años después del homicidio, ocurrido en Mallorca.
¿En qué se parecen al asesinato de César?
— En el primer caso por tratarse también de un menor y en el segundo, por el tiempo que pasó hasta que apareció el cadáver. Además, en aquel caso el crimen había prescrito, porque el homicidio prescribe a los 20 años de su comisión.
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