El «embajador, todavía, del Reino Unido», Simon Manley, no quiso opinar ayer en Menorca sobre las particularidades del proceso iniciado en Catalunya para la realización de la consulta popular del proceso de independencia. Y es que, según el diplomático británico, los de Reino Unido y España «son dos casos muy distintos. Aquí hay una Constitución», algo que no hay en su país, y evitó pronunciarse sobre las críticas de falta de democracia por las negativas de Madrid. «No debemos dar consejos», reiteró.
El embajador inglés estuvo ayer en Menorca, acompañado por el cónsul general de Barcelona, Andorra y Balears, Andrew Gwatkin, y el Agregado de Defensa, el capitán Paul Lemkes, con motivo de la jornada festiva organizada en la Isla para conmemorar el décimo aniversario de la constitución de la Fundación Hospital Illa del Rei, y que coincide también con los 50 años de la patrulla acrobática de la Royal Air Force, los Red Arrows, y también los 75 años de la creación del Ejército del Aire español.
En su segunda visita a la Isla, Manley aseguró que «Menorca está en el corazón de los británicos», que no olvidan su pasado inglés. Además, recordó que «cada año vienen 450.000 británicos, además de los que viven en esta isla tan bonita». Eso es, unos «cuatro mil residentes, según el padrón».
El tema del transporte aéreo también «es crucial» para los ciudadanos ingleses, aunque Manley considera que tampoco eso impide que Menorca se convierta en lugar de residencia para muchos. «En 2013 se ha incrementado el número de británicos que han comprado casa aquí», explicó, a la vez que descartó que escándalos como los de Punta Ballena, en Mallorca, quiten ni una pizca de encanto a Balears. «La apreciación global no ha cambiado», reiteró Simon Manley.