El cargamento que trasladará hasta Mallorca la mayor parte de las 5.000 toneladas de basura que ahora se acumulan en el interior de la nave de almacenamiento de Milà se pospone hasta principios de abril. Así lo anunciaron ayer portavoces de la empresa Tirme, encargada de la logística y posterior incineración de los residuos, que prefieren embalar primero todo el material. A este menester se dedica ya manualmente el personal de la planta de Milà, a la espera de que la concesionaria de Son Reus lleve a Menorca una embaladora automática con la que acelerar el proceso.
Hasta entonces, apuntaron estas mismas fuentes, tan solo se transportará el combustible sólido recuperado resultante de la basura que vayan generando los menorquines de ahora en adelante. Por eso, se calcula que a finales de semana viajarán rumbo a Mallorca no más de una veintena de plataformas (500 toneladas), «porque el objetivo ahora, y hasta dentro de dos o tres semanas, es no acumular más».
Anteayer domingo se embarcaron en el buque de Acciona en Maó otras dos plataformas adicionales a las que viajaron el sábado entre los puertos de Ciutadella y Alcúdia. Se trataba de probar, como en la víspera, que esta vía directa de comunicación con Palma también puede ser adecuada.
Pero el operativo deberá llevarse a cabo antes del verano, al menos si se cumple lo dispuesto en el convenio vigente entre Tirme y el Consell de Mallorca, que prohíbe «realizar operaciones de transporte marítimo y terrestre en temporada de verano (del 15 de junio al 15 de septiembre), según la directriz de la Dirección insular de Residuos».
Claro que el convenio que deben negociar en los dos próximos meses ambos consells puede eludir este precepto, así como abaratar la tarifa inicialmente fijada, 131 euros por tonelada, para equipararla a la aplicada actualmente, 83 euros, a las dos localidades del sur de Italia que llevan combustible a incinerar a Son Reus.
El Consell de Mallorca exige a Tirme que gane «un mínimo de 40 euros por tonelada de combustible derivado de residuos» como el que le envía Menorca. Pese a ello y a haber congelado y «escalonado» la subida de tarifas durante los años de concesión, calcula que la planta de Son Reus genera un déficit de 42,7 millones.