No es la primera vez que David Pons Sales (Ferreries, 1986) reside en Londres, de hecho, eligió la capital británica para esta etapa de su vida porque la conocía bien, así como el idioma inglés. Vive muy cerca de Camden Town, un lugar bullicioso, famoso por albergar uno de los mercados callejeros más visitados por los turistas y en el que se ha podido cruzar con algún que otro famoso. Los últimos, el director y productor de cine Tim Burton, y su mujer, la actriz Helena Bonham Carter. Esa es la parte que más le gusta de su barrio, aunque invierta más de una hora de trayecto en llegar a su nuevo trabajo.
Pero el sacrificio, afirma, merece la pena.
Acaba de cumplir un año en Londres ¿a qué se ha dedicado profesionalmente este tiempo?
— Entre semana trabajo como probador de videojuegos y al terminar la jornada, me gusta aprovechar la tarde-noche para pasear, conocer un poco más la ciudad y quedar con los amigos. Las noches del fin de semana, de las 21 horas hasta las 7 de la mañana, me las paso trabajando en la recepción de un hostal. A cambio de esas veinte horas semanales, en el hostal tengo alojamiento y comida.
Antes de viajar a Londres preparé mi llegada durante cuatro semanas y busqué alojamiento y trabajo, y encontré una mezcla de ambos.
Pero es su otro empleo el que más le llena, el de los videojuegos, cuénteme ¿en qué consiste?
— No puedo explicar mucho la verdad, ya que tengo un contrato de confidencialidad porque trabajamos con videojuegos que aún no han salido al mercado. Sí puedo contar que trabajo para una sucursal de una empresa japonesa llamada Pole To Win Europe.
¿Y se pasa el tiempo probando las novedades para consolas?
— El trabajo consiste en traducir el manual de instrucciones del juego del inglés al español, y luego probar el videojuego para constatar que lo que pone el manual es lo más correcto posible. Es un trabajo que me gusta mucho, curiosamente, mi sueño era hacer lo que ahora estoy haciendo.
Las condiciones laborales en la firma de videojuegos también son muy buenas. Durante la jornada tenemos 20 minutos de descanso para desayunar, una hora para comer y otros 15 minutos por la tarde, siendo los descansos remunerados; así que cada dos horas tenemos un descanso que ayuda a mantener la concentración y el ritmo de trabajo.
Se gana la vida con lo que otros hacen por diversión...
— Sí, y estoy contratado y remunerado por ello, lo que pasa es que no hay una duración específica, eso significa que si el proyecto en el que trabajo no me pueden asegurar que voy a continuar trabajando.
¿Y por qué eligió marcharse de Menorca?
— Llevaba dos años trabajando en un puesto que no me aportaba suficiente desarrollo ni económico ni profesional. Me di cuenta de que necesitaba salir de la Isla para encontrar un empleo que me aportara mucho más. Como en España la situación está bastante mal decidí irme al extranjero, eligiendo Londres porque domino el inglés y era una ciudad que ya conocía.
No parece que le costara mucho tomar la decisión...
— Pues no, me costó poco embarcarme en esta nueva aventura. Ya había estado viviendo fuera de Menorca durante cinco años y en lugares distintos, como Barcelona, Londres y Estados Unidos. En Londres había estado estudiando entre 2009 y 2010 gracias al programa Erasmus y conocí a mucha gente interesante. En Estados Unidos estuve tres meses como turista, en Portland (Oregon); desgraciadamente allí no pude trabajar porque no tenía visado para ello.
Así que dejé el trabajo de Menorca y me compré un billete de avión a Londres a cuatro semanas vista, para tener suficiente para preparar mi llegada.
¿Cómo ha sido su reencuentro con esa ciudad?
— Pues gracias a mi experiencia previa lo he tenido muy bien para adaptarme. Estar en el hostal también me ayudó a conocer mucha gente y rápido. Vivo en una zona residencial al norte, muy cerca del barrio de Camden. Lo que más me gusta es que está muy bien comunicada y próxima al mercado; también porque viven por aquí algunos personajes famosos. El único inconveniente es que queda un poco lejos de mi trabajo en la empresa de videojuegos, a una hora y cuarto de viaje.
Se dice que Londres es una ciudad muy multicultural, tanto, que puedes encontrar más extranjeros que ingleses ¿es así?
— En mi caso sí. Sobre los británicos puedo decir poca cosa, ya que debido a mi trabajo y el lugar en el que vivo, apenas me relaciono con ellos. Ahora bien, he podido apreciar que son muy fieles a sus costumbres y cultura, también que lo que hacen en Inglaterra es muy parecido a lo que hacen en España cuando van de vacaciones. Están orgullosos de su historia, y económicamente hablando, les va mucho mejor que a nosotros, aunque también se quejan de que no les va tan bien.
Entonces ¿con qué nacionalidades se relaciona?
— En el hostal apenas hay ingleses que vivan ahí y en mi trabajo anterior, en un restaurante de la cadena Nando's -muy famoso en el Reino Unido-, casi todos los empleados son españoles, italianos, polacos o húngaros. Y donde estoy ahora, en la firma de videojuegos, como el trabajo consiste básicamente en traducir del inglés a otros idiomas, se necesita gente de otros países.
Así, está en contacto constante con immigrantes ¿qué historias tienen?
— Los españoles que se alojan en el hostal están en una situación parecida a la mía, casi todos vinieron por trabajo, porque en su lugar de origen no tenían oportunidades. Aquí, aunque posiblemente al principio empieces trabajando en un restaurante o algo parecido, al menos tienes la posibilidad de encontrar un trabajo de tu carrera, y a eso es a lo que viene mucha gente. Desde hace seis meses en mi hostal también vive mi primo, Miquel, y lo que más echamos de menos de Menorca es el mar, el clima y ¡la comida!.