A un paso. Así están los 8.000 vecinos de Es Castell de poder abrir el grifo y contar con agua libre del exceso de nitratos. La planta potabilizadora ya está instalada, a la espera de que Sanidad lleve a cabo una serie de comprobaciones para ponerla en marcha. Será en pocas semanas.
El equipo de gobierno convocará, a su vez, dentro de este mes una junta del agua para iniciar un análisis de la ordenanza que regula el sistema tarifario con el fin de que sea «justo» para todos los vecinos. Esta iniciativa surge del compromiso municipal aprobado por pleno y por unanimidad de replantear el sistema actual. Esta revisión pone su punto de mira en el mal uso que se haga del agua con penalizaciones para quien malgaste este bien, y también en las bonificaciones a las familias más necesitadas, además de priorizar medidas medioambientales. Son propuestas que cabe aún debatir y poner sobre la mesa, ya que la intención del Ayuntamiento es consensuar el tema con todos los partidos políticos. Es más, el Consistorio ha solicitado a las formaciones que hagan sus propuestas para que la primera reunión ya cuente con una base de trabajo.
La oposición desconoce -asegura- las intenciones del equipo de gobierno. No obstante, la portavoz del PSOE, Noemí Gomila, avanza su temor de que el coste de la nueva planta repercuta en los ciudadanos. Apunta que primero cabe conocer el gasto que supondrá la puesta en marcha del nuevo sistema de potabilización y valorar si es asumible por las arcas municipales «al menos durante los primeros ejercicios». Rechaza que ello llegue a repercutir sobre la factura del ciudadano. «Hace más de diez años que paga las botellas de agua, ahora no puede volver a recaer en el vecino», asegura la socialista. Por su parte, el portavoz de Som Es Castell, Gabriel Cardona, indica que «vemos fuera de lugar subir el precio del agua». Su planteamiento parte de la necesidad de establecer tramos tarifarios según consumo, tener en cuenta el número de personas que reside en cada hogar y fijar mínimos para aplicar recargos ante consumos excesivos.
Ambas formaciones recelan de que la planta potabilizadora obtenga los resultados esperados. «Nunca nos ha dado las suficientes garantías», apunta Gomila.
El alcalde, Lluís Camps, considera que el cambio para los ciudadanos de Es Castell va a ser muy significativo, ya que los vecinos mejorarán en tranquilidad y comodidad. Y es que, al hecho de no tener que cargar las botellas cabe sumar un menor gasto. Calcula que una tonelada de agua embotellada puede costar 250 euros cuando la que sale del grifo está por debajo de los 80 céntimos.