El llaüt «Sa Llagostera» de Ciutadella faena mientras un grupo de turistas se encuentra a bordo para conocer la actividad en vivo. Esta novedosa imagen para Menorca puede ser una realidad en unos pocos meses. Es lo que denominan turismo pesquero, una iniciativa que se pone en marcha en Balears con el fin de promocionar el sector, mejorar la economía, a la vez que acercar la pesca a ciudadanos y visitantes.
El decreto que regula esta actividad está en marcha. A finales de diciembre acabó el plazo para presentar alegaciones al borrador y todo apunta a que a finales de febrero o principios de marzo esté en vigor.
Esta diversificación de la actividad pesquera a la que se puede acoger el sector ha cogido con un pie en alto a los profesionales. Y, de momento, son pocos los que han dado un paso al frente para sumarse a la iniciativa. Algunos quieren conocer primero las condiciones mínimas de seguridad que debe fijar Capitanía Marítima. Otros ven más inconvenientes que ventajas y hay unos pocos, tan solo un par, que lo tienen prácticamente decidido, a la espera de que se concreten las exigencias de la medida.
Es el caso de José Anglada, propietario de «Sa Llagostera» de Ciutadella, un llaüt de 9,5 metros, que podría llevar hasta cuatro turistas mientras faena. Anglada, quien es propietario de la embarcación desde hace siete u ocho años, explica que hacía tiempo que veía en esta actividad un complemento interesante, no solo como atractivo turístico más sino también como elemento reactivador del sector pesquero al abrir la puerta al interés entre los jóvenes. Y aunque tiene intención de probar, lanzarse al agua y pescar novedad, es consciente de que «del dicho al hecho hay un trecho» y aunque «nos lo vendan con muchas facilidades, cabe conocer todos y cada uno de los requisitos que se exigirán». Les dijeron que con un seguro por persona, salvavidas, agua y biodraminas era suficiente. Pero no lo tiene tan claro. Lo cierto es que no va a ser la panacea.