Junts per Lô pasó en apenas unas horas de quedarse sin sala para la charla de Maite Salord sobre la carretera general a tener dos espacios a elegir, como los bolis BIC. Se quedó con la alternativa a la sala de plenos del Ayuntamiento, por orgullo («aquí no nos quieren», decía un simpatizante), por comodidad, porque la UIB les había facilitado los apresurados trámites y hay que ser agradecidos, y porque por esta segunda opción habían abonado ya a la universidad un importe en concepto de alquiler y servicios que rondaría los 300 euros.
La jornada de este jueves comenzó con un escrito de queja entrado en el Ayuntamiento por parte de Junts per Lô. En él detallaba, a lo largo y ancho de cuatro folios, varios preceptos legales, de distintas normativas, que avalarían su derecho a poder utilizar las instalaciones municipales para la conferencia de Salord, algo que el martes había denegado el equipo de gobierno alegando deslealtad y falta de respeto por parte de los organizadores y la presidenta del Consell.
Cuando estaban cerca ya las tres y media de la tarde una funcionaria municipal se personó en el domicilio del portavoz de Junts per Lô, Llorenç Pons Llabrés, para hacerle llegar en mano una notificación del equipo de gobierno del PP firmada por el concejal Cristóbal Marqués. En ella se anunciaba que daba marcha atrás y les autorizaba a usar la sala de plenos. El motivo: «Los ciudadanos y simpatizantes del partido que usted representa no son responsables de esta falta de lealtad que ustedes han demostrado». Se insiste allí en la «mala fe» del evento.
El propio Cristóbal Marqués estaba sobre las 19.40 horas ante la puerta del Consistorio, móvil en mano. Pero en cuanto se aproximó ya considerablemente la hora de la concentración de protesta convocada por Junts per Lô en ese mismo lugar, se marchó. Poco a poco fueron llegando simpatizantes, hasta reunir a algo más de setenta. Pons Llabrés explicó el asunto, como había ido la cosa. Su propuesta de dejar vacía la sala de plenos para desfilar unos pocos metros hasta la UIB no tuvo réplica. Más anchos y calentitos.
En la sala de actos de la UIB esperaba ya la presidenta del Consell, dispuesta a informar a los 75 asistentes sobre los avatares de la carretera general. No se vio a ningún concejal del PP, partido que emitió una nota en la que insistía en criticar que Salord acceda a ofrecer los detalles de la evolución del proyecto en un taller de la oposición pero no formalmente a la alcaldesa. El equipo de gobierno asegura que ha dado sobradas muestras de participación y expresa su profunda «decepción» por un desaire que, dice, cuenta con varios precedentes. La otra parte prefiere hablar de «ridículo».