El Ayuntamiento de Sant Lluís dedicará este año 40.000 euros, un 28,5 por ciento de incremento sobre 2015, a ayudas sociales, temporales y de emergencia. «Es una apuesta de este equipo de gobierno para dar respuesta a las situaciones de necesidad, no solo causadas por el paro», asegura la alcaldesa Montse Morlà al presentar un programa que intenta compensar la precariedad de recursos familiares en otros ámbitos como la vivienda, las actividades escolares o la inserción laboral.
Pobreza laboral
Teresa Borràs, teniente de alcaldesa de Servicios Sociales, precisa que se pretende combatir «la pobreza laboral que se ha instaurado en nuestra sociedad con jornales insuficientes para una vida digna». Con ese objetivo de llegar a más usuarios, se ha aumentado el umbral al 150% sobre el IPREM, eso significa que para tener derecho a estas ayudas los ingresos mensuales de la unidad familiar formada por un solo miembro no pueden superar los 931 euros mensuales. La cantidad se aumenta un 30% por la segunda unidad, 20 por el tercero y 10 a partir del cuarto miembro.
La tipología de las ayudas atiende en primer lugar a la vivienda, pago de alquiler y cuotas puntuales de hipotecas; equipamiento del hogar -hasta 600 euros-, mantenimiento y pago de suministros -hasta 900-.
Las necesidades educativas y de atención a la infancia prevén el pago de la escuela infantil -hasta el 90% del coste anual-, el pago de material escolar, el comedor escolar y las actividades extraescolares -hasta el 90% en los tres casos- y el transporte -75%-.
Otra de las novedades la constituyen las becas laborales para personas que no tienen ayudas de ningún tipo - se ofrecerán 15 euros al día por realizar trabajos por encargo municipal- y ayuda para personas que sufran desalojo de sus viviendas, «somos un municipio que se ha declarado libre de desahucios», recuerda Borràs. Asimismo, las ayudas contemplan el abono del 70% de la matrícula o coste de las acciones formativas dirigidas a la inserción laboral.