La Conselleria de Medio Ambiente del Govern calcula que en un plazo de seis meses se pondrá finalmente en marcha la nueva depuradora de Ferreries. Una planta de tratamiento terciario que costó 2,4 millones de euros y cuya entrada en funcionamiento estaba prevista inicialmente para julio del año pasado.
El conseller Vicenç Vidal justificó ayer en el Parlament este retraso por el cúmulo de trabajos pendientes que el Govern del PP dejó sin resolver. El más importante, el tratamiento de los lodos tóxicos que se acumulan en la vieja depuradora.
Tal como ha venido informando este diario, dos de las cinco lagunas de depuración que se usaron en el pasado acumulan 8,700 toneladas de fango contaminado por los vertidos que en su día efectuaron las empresas bisuteras. Un contratiempo que ha obligado a contratar una empresa que se encargue de su gestión.
Otro de los aspectos pendientes era la falta de un proyecto que previera la evacuación de las aguas tratadas, lo que ha obligado a efectuar una obra imprevista con movimientos de tierras.
Según Vidal, en la obra licitada la pasada legislatura tampoco estaba previsto el suministro eléctrico para el funcionamiento de la planta, lo que ha obligado ahora a encargar la conexión a Endesa.
La diputada del Grupo Popular, Margaret Mercadal, criticó el retraso que acumula el proyecto y recordó que la vieja depuradora todavía en funcionamiento tiene problemas de filtraciones.
A su juicio, el Govern del Pacte no ha sido diligente en la subsanación de los errores del proyecto, un extremo que negó Vicenç Vidal, quien destaca el trabajo hecho en el último año.