Si todo sucede como los partidos dicen que sucederá, la campaña electoral que ha comenzado a las 00 horas de este viernes pasará casi desapercibida. El momento no anima a una ciudadanía agotada más preocupada en sus quehaceres, en particular, todos aquellos que han comenzado trabajo de temporada vinculado al turismo. Las fiestas de Sant Joan constituyen el principal momento de distracción festiva de la población menorquina y una parte nada despreciable de la mallorquina, concita más interés sin duda que la campaña electoral y la llamada a las urnas. Son factores que juegan en contra de la actividad política, que a la imagen de deterioro que arrastra se suma la frustración de los comicios de diciembre con un resultado de equilibrio y unas posiciones cerradas que imposibilitaron el acuerdo de gobierno.
Motivación
A ese análisis se une una obviedad perceptible, una campaña electoral a estas alturas contribuye más al desafecto que a la recuperación de la confianza. Muy pocos o nadie cree, que a estas alturas de madurez democrática, las campañas logren motivación ni tan siquiera el cambio de voto de nadie. Ese mensaje ha prendido en los partidos y candidaturas que concurren a esta convocatoria.
Las cuatro grandes fuerzas, las que obtuvieron representación en diciembre, coinciden en que ni siquiera tienen presupuesto propio, que el material de propaganda proviene de los órganos centrales de los partidos correspondientes, que habrá pocos actos y que no se contratará publicidad en vallas exteriores y banderolas. Parecen haber captado la sensibilidad de la ciudadanía y temen el efecto perverso de ahuyentar más que atraer el voto.
A cambio, habrá más calle, mesas informativas con presencia de los candidatos y más uso de los medios convencionales y redes sociales. El PSOE solo colgará carteles de Pedro Sánchez, el PP no dispone esta vez de carteles con los candidatos locales, Units Podem Més solo utilizará los espacios gratuitos señalados por la Junta Electoral y Ciudadanos no dispondrá de más material que el que reciba de la sede central de Barcelona.
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