Marga Benejam (Ciutadella, 1967) se estrena en política con una campaña atípica con la intención de «airear la política», promover el cambio y luchar por derechos que dábamos por seguros. Representa una coalición, Units Podem Més, que no fue fácil de gestar y con la que aspira a ser senadora.
¿Qué debe ser el Senado?
— Defendemos una reforma, para convertirlo en una cámara de representación territorial. El Senado ha sido rehén del bipartidismo, a su servicio. Ahora, en la última legislatura, que yo no creo que haya sido fallida, se ha descubierto que el Senado sirve para cosas importantes, como la reforma constitucional.
¿Alguna cosa más ha aportado esta legislatura?
— La política es cortoplacista, pero repetir elecciones no es tan desastroso. Tal vez nuestra cultura democrática no estaba para un pacto. Espero que se haya aprendido algo.
Su coalición no ha sido sencilla. ¿Tiene la receta?
— Sí, ha sido difícil. La virtud de la izquierda es la pluralidad, que al mismo tiempo es un inconveniente electoral. Valoro haber superado los intereses de cada parcela de partido.
¿En qué grupo estará? ¿Con disciplina de voto?
— Se recoge en el acuerdo. No tendré disciplina de voto, serán los intereses de Menorca.
Esto se dice siempre, pero...
— Si no es así, me comprometo a irme. El hecho de haber más de un partido garantiza la transparencia y la pluralidad.
¿Transparencia? Con el acuerdo ante notario no se ha notado...
— Antes de las elecciones habrá transparencia en este sentido.
¿Si gana, vigilará de cerca cómo evoluciona la tarifa plana?
— El transporte lo consideramos un derecho. El descuento de residente se usa para cometer abusos. Pedimos mejorar la conectividad con Madrid, y OSP con Barcelona y Valencia. No hay varitas mágicas, pero se pueden lograr cosas.
¿Su actitud será la misma con un gobierno del PP o de izquierdas?
— Defenderé los intereses de la Isla. Con el PP se puede llegar a acuerdos desde Menorca para defender los intereses de la Isla. Ojalá. Pero pesa más el interés partidista.
Financiación.
— La balanza fiscal está descompensada. En inversiones e inversiones estatutarias, igual. Balears y Menorca sufren mucho una mala financiación, y esto hace que por ser una comunidad rica sus ciudadanos al final vivan peor. La insularidad no se tiene en cuenta.
Pero ahora todos piden y parece que no está la cosa boyante.
— Son momentos difíciles. Se dice que la cosa mejora, pero solo son síntomas a nivel macroeconómico. La calidad de los contratos es la que es, con condiciones abusivas y sin poder llegar a final de mes. La financiación justa sería una mejora social para Menorca, con esto se paga la educación y los servicios sociales. Es una cuestión de prioridades, de voluntad política.
En economía, se dice que si gana Podemos será un apocalipsis zombi. ¿Me puede tranquilizar?
— En esta campaña se apela a las emociones, al miedo, uno de los recursos más efectivos para controlar a la gente y evitar que opte por el cambio. Pero, ¿miedo a qué? ¿A condiciones de trabajo miserables? ¿A qué baje la hucha de las pensiones y peligren? ¿A qué se marchen los jóvenes? Ya está pasando ahora. Hay que leerse los programas. En los nuestros no hay motivos para tener miedo.