El martes se produjo otro desembarco de un megayate en el playa de Trebalúger, en Es Migjorn, pero esta vez no estuvo libre de inconvenientes. Algunos bañistas reprobaron a los tripulantes la instalación de hamacas, sombrillas y artefactos hinchables -el mismo mobiliario que se había visto en Cavalleria- y los celadores de la Demarcación de Costas les advirtieron de la ilegalidad que implica desarrollar este tipo de actividades sin el correspondiente permiso, según confirmaron ayer fuentes de este organismo.
A través de alguna de las webs que facilitan esta información es posible realizar el seguimiento de los cruceros privados que navegan por la Isla. En este caso, presuntamente, se trata del mismo barco que en las semanas precedentes había hecho lo propio en Cavalleria y en S'Enclusa, ubicada junto a Mongofra. Su aparición en las playas no pasó en absoluto desapercibida para los usuarios presentes en la playa.
Antecedente
Los celadores se habrían dirigido a los tripulantes para informarles de que esa actividad de ocupación de suelo público requiere autorización. No hubo sanción, aunque ya consta el aviso por si se reproduce la iniciativa. Costas maneja tres criterios para determinar la viabilidad y legalidad de la actividad en las playas y zonas del litoral, son intensidad, rentabilidad y peligrosidad.
La lógica indica que si los concesionarios de playas han de pagar un canon por la explotación de hamacas, sombrillas, velomares u otros elementos que generan beneficio económico ocupando suelo público, este tipo de instalaciones son de la misma naturaleza y, por tanto, deberían estar sujetas a la tasa o canon correspondiente. Más allá de las incomodidades que puedan suponer a los bañistas, en la ley de Costas imperan estas condiciones, máxime si tal actividad forma parte de una ruta programada con regularidad por una empresa que obtiene beneficio de ella y no se trata de una excursión puntual.
Es el primer año que Costas tiene constancia de esta actividad, ha recibido avisos ciudadanos pero no se ha presentado denuncia.
También en martes, el de la semana anterior, se produjo el desembarco en S'Enclusa, «fue a primera hora de la mañana, bajaron del barco las hamacas, sombrillas y elementos hinchables y los colocaron en una esquina de la playa», explicaba este jueves un joven regatista que a esas horas realizaba una excursión en canoa por la zona, aunque no sabe cuántas personas desembarcaron y el tiempo que hicieron uso de la parada.