El segundo cable eléctrico submarino entre Mallorca y Menorca tardará al menos tres años más en ponerse en funcionamiento. El Consejo de Ministros lo incluyó en la planificación de la Red de Transporte de Energía Eléctrica 2015-2020 aunque estará operativo en 2019 como muy pronto, según el conseller de Medio Ambiente, Javier Ares.
La nueva infraestructura, sin embargo, había sido anunciada para el año pasado por el expresidente de Red Eléctrica Española, Luis Atienza, en una visita a Menorca en 2011. Pocos meses después y tras recibir luz verde por parte de la Comisión Balear de Medio Ambiente, la inversión prevista de 60 millones de euros quedó paralizada por el impacto de la crisis económica.
Desde entonces la obra se ha ido posponiendo año tras año pese a la antigüedad del cable actual, instalado hace cerca de 40 años y del que no está prevista su retirada a pesar de que afronta el tramo final de su vida útil. De hecho, el coste de mantenimiento de la instalación asciende hasta unos seis millones de euros desde el 2010, según Ares.
El nuevo circuito eléctrico será un refuerzo, pero no un relevo, que servirá para afianzar el suministro y triplicar la capacidad eléctrica actual, limitada a un màximo de 35MW. Además, el tendido eléctrico queda soterrado a gran profundidad, a diferencia del actual que se encuentra instalado sobre el lecho marino.
Este hecho, junto a la incorporación de tecnología más avanzada como el uso de cable «seco», que no necesita refrigerante en su interior, evitarían el riesgo de fuga y vertido en caso de daño externo o deterioro de la infraestructura, como ha sucedido recientemente en la zona de Cala en Bosc de Ciutadella y que en julio provocó el cierre de tres playas.
La infraestructura proyectada tendrá una longitud de 67 kilómetros, 40 de lo cuales serán de cable submarino, 15 kilómetros de cable subterráneo en Mallorca y 12 kilómetros de cable subterráneo que discurrirán por la costa sur de Menorca, paralelamente al circuito actual.