Las acusaciones de sus compañeros, la situación creada, han erosionado su salud y el ánimo, pero conserva ambos en suficiencia para resistir el acoso. Pere Moll desmonta por su escaso fundamento los argumentos en los que apoyan la moción de censura y advierte, por ello, que recurrirá a los tribunales para recuperar el cargo, animado por sentencias que conoce sobre casos similares.
No ha pagado viajes a nadie con dinero público -la acusación más grave-, las facturas fueron aprobadas sin reparos por su propios compañeros en la Junta de Govern en abril y mayo de 2015 y en febrero de este año. «Si es tan grave, como aseguran, lo que he hecho, que vayan a la Justicia directamente y que presenten la moción de censura sin esperar quince días», desafía al que ha sido su equipo y con el que, por otra parte, hace diez días que no cruza una sola palabra. Una de las concejalas le dijo a través del whatsapp que no quería hablar más con él. Califica la acusación de calumnia, «me han dañado la imagen y el honor, llegaré al juzgado si es preciso para resarcirme de los problemas personales que me han causado».