El PSOE de Es Migjorn Gran tiene por delante un proceso de semanas o incluso meses para expulsar a Pere Moll y quitarle la silla de alcalde. En total, el proceso requiere de seis pasos antes de presentar la moción de censura.
Primero la gestora insular tiene que recibir la petición formal de la asamblea local, que pidió la expulsión de Moll del PSOE el lunes. Una vez lo tenga deberá aceptarlo y abrir un expediente para proponer su expulsión a la gestora federal del partido. Una vez ésta tome la decisión la duración del cuarto paso está en manos de Pere Moll, que tendrá un periodo de tiempo para presentar alegaciones. Si no las presenta o se deniegan, el proceso volverá a manos de los cinco concejales socialistas, que deberán reailzar un registro de entrada en el Ayuntamiento para reorganizar el grupo y oficializar la expulsión de Moll del partido socialista de Es Migjorn. Solo entonces podrá llevarse a cabo la moción de censura, el sexto y último punto del camino, tras el cual deberán esperarse diez días antes de llevarlo al pleno del Ayuntamiento. En esa convocatoria Pere Moll quedaría como concejal no adscrito al PSOE y se propondría a Maria del Mar Ameller, actual segunda teniente de alcalde, como alcaldesa.
El partido no tiene otra forma de evitar la burocracia interna, como defiende la presidenta de la gestora insular, Mari José Camps, quien tiene esperanzas de que Moll dé un paso atrás y dimita. «Una vez el grupo se ha pronunciado, ha tomado la decisión, él debería facilitar la salida» porque, considera, «es un proceso desagradable para todos».
La negativa de Moll apunta que se seguirá el camino marcado por los estatutos. En estos se establece que no puede haber dos equipos en el Ayuntamiento con la misma denominación, lo que hace inevitable que se expulse primero a Moll antes de cesarlocomo alcalde.
Camps asegura que la gestora agilizará los trámites «tanto como pueda» y exigirá «la máxima celeridad» posible para terminar con esta situación irregular cuanto antes, aunque no puede garantizar el tiempo que se tomará el partido en Madrid. El hecho de que actualmente el partido esté controlado por una gestora y no por un secretario general podría ralentizar su decisión, admite, aunque si Moll no dimite se le debe dar el tiempo que marca el partido para que defienda su postura.