Son 26 especies de vertebrados con clara presencia en la fauna local. Algunos viven los doce meses en la Isla, mientras otros emigran y nidifican en Menorca cada año. Todos ellos son clave para la preservación de la riqueza natural insular. Sin embargo, sus poblaciones se encuentran en diversos grados de peligro de extinción. Así lo certifican los datos aportados por el biólogo Raúl Estévez, del Observatorio de la Sostenibilidad. Estévez ha formado parte del equipo que compiló los registros para la última edición del informe «Protección a toda costa» que publica la entidad ecologista Greenpeace.
Tres de estas 26 especies se encuentran en situación crítica: la pardela balear, el águila pescadora y el alimoche común. La primera es la única ave marina endémica de España. Estévez comentó que «su bajo ritmo reproductor anual (un solo huevo) la hace muy sensible frente a la urbanización del litoral. La SEO considera un riesgo de extinción del 50 por ciento en un periodo de 40-50 años». El águila pescadora, por su parte, está muy afectada por «la intervención humana en sus áreas de alimentación (turismo, deportes náuticos...) y por los accidentes con tendidos eléctricos. Su fuerte querencia por sus áreas de cría original hace más difíciles los intentos para conseguir que recolonice áreas de cría abandonadas». El alimoche común está especialmente afectado por cebos envenenados, pesticidas agrícolas y tendidos eléctricos. «Una nota curiosa es que en Balears es una especie sedentaria», explicó Raúl Estévez.