La presidenta del Govern, Francina Armengol, inauguró ayer el ciclo de tertulias del Ateneu de Maó con una exposición inicial sobre las líneas maestras de su labor al frente del Ejecutivo balear pero sin poder evitar las inevitables referencias al conflicto generado por el proceso de independencia en Catalunya. Respondió tres preguntas de calado en un ambiente muy poco hostil, con un público numeroso y, en su inmensa mayoría, afín.
Armengol apeló al diálogo como vía habitual de política, al federalismo como camino de futuro para España y al «liderazgo femenino» como salida a la compleja situación a lo que ha llevado la ausencia de las dos primeras premisas mencionadas.
Del diálogo, ya se sabe. «Me hago cruces que no se haya visto una foto de los dos sentados en una mesa en todos estos meses antes de llegar a este extremo tan indeseable». Sobre el diálogo femenino, apeló a la empatía, a la capacidad de convencer, de comprender al que es diferente, atributos, dijo la presidenta, que habitualmente se atribuyen a las mujeres frente a la contundencia y la determinación masculina. «Sin tanta testosterona, esto hubiera ido de otra manera».
Y en cuanto al federalismo, lo desligó del reparto de competencias y dineros. Lo relacionó más con la forma de decidir, con las herramientas que se establecen para el diálogo, con la participación efectiva de las comunidades autónomas en las resoluciones. Puso como ejemplo Balears, con un Govern que atiende a los consells y les hace caso aunque sea en cuestiones que no son de su competencia.