Con el marès o sin él. El futuro de la doble piel que posee el hospital Verge del Toro de Maó queda en manos de la decisión de los licitadores que opten a la redacción del proyecto de las obras de conservación y mantenimiento.
Las fachadas del hospital cuentan con un aplacado (revestimiento) de marès que actúa como segunda pared. Y aunque se han detectado roturas puntuales y desprendimientos, así como una falta de cohesión con la fachada, el principal problema radica en lo que hay debajo de este marès, en la fachada en sí. No superó las pruebas de resistencia realizadas, el ladrillo es demasiado débil, es más, fue fabricado a pie de obra y el cemento que se utilizó era de baja calidad, por lo que no es posible su conservación.
El informe elaborado por el arquitecto Joan Enric Vilardell y el arquitecto técnico Jordi Gordillo sobre el estado del edificio y sus patologías ya establece que «la conservación de la fachada no es económicamente viable, en comparación con la demolición y posterior reconstrucción de todos los cerramientos». Y para ello, será necesario retirar todo el marès que lo reviste.
La retirada del revestimiento y la demolición de la fachada dejarán el 'Verge del Toro' con su esqueleto.