La erupción del volcán Agung, en la turística isla de Bali, ha dejado atrapados en Indonesia a unos 60.000 pasajeros, entre ellos, al menos a dos menorquines. Nil Melià y su madre Maria Mercadal iban a coger un vuelo en la madrugada del lunes al martes. Pero siguen en la zona puesto que el aeródromo cerró cancelando todas las operaciones por el peligro que suponía la nube de cenizas a 3.000 metros por encima del cráter que expulsa el volcán desde hace días.
Madre e hijo no podrán volver a Menorca hasta al menos el sábado, según las han indicado. Se encuentran en Kuta, a 70 kilómetros del volcán, y aunque no hay ningún peligro y no tienen miedo «queremos regresar a Menorca, hay nervios por lo que pueda pasar», aseguraba ayer Nil Melià.
Explica que se encuentran en Bali por motivos de trabajo. Su madre lleva fuera de Menorca desde mediados de octubre. Primero viajó a Tailandia para luego desplazarse a Bali. Lleva allí desde el 29 de octubre. Y se sumó a estas gestiones Nil Melià el día 8 de noviembre.
«Tenemos ganas de regresar a casa». Apunta además que han sido necesarias muchísimas gestiones y han perdido muchas horas puesto que a su madre le acababa el visado este miércoles, cuando ya confiaban en encontrarse en Menorca. «En el aeropuerto hay un caos», espeta, «hay muchísima gente de por todo el mundo», a la espera de que abra el espacio aéreo. En su caso, al encontrarse cerca, han podido regresar al hotel.
Aunque ya eran conocedores de que el aeropuerto había cerrado, se desplazaron hasta allí para que les informaran.
Nil Melià explica que les propusieron dos opciones, esperar al sábado o desplazarse hasta Yakarta, pero para ello eran necesarias 18 horas de trayecto entre buses y ferrys, de ahí que optaron por esperar. No obstante, agrega que la Embajada española les ha informado de que si día 2 aún no se han retomado las comunicaciones aéreas, «podremos salir por alguno de los aeropuertos que hay en las otras islas», y avanza que «lo haremos, queremos partir». No obstante, cree que el aeropuerto abrirá antes. Se están produciendo «cambios meteorológicos bruscos, con grandes tormentas que según dicen, ayuda a que no expulse tantas cenizas».
María Mercadal, informándose de la situación, supo que el volcán estaba activo desde el pasado mes de septiembre. «Y ya intuyó que algo nos pasaría, me decía, ya verás como el día de salida pasa algo», y no se equivocó. Melià indica que la ciudad está tranquila, todo sigue igual. Tan solo el cielo ha cambiado.