El proceso negociador entre Quesería Menorquina y Quesería Ibérica supondrá, de llegar a buen puerto, que la sociedad palentina asuma el 75 por ciento de las acciones del antiguo El Caserío y que el otro 25 por ciento quede en manos de los actuales accionistas, según fuentes próximas a la negociación. La junta general extraordinaria de socios de Quesería Menorquina Sociedad Laboral Limitada (SLL) dio ayer su visto bueno a las conversaciones entre ambas empresas, en la reunión celebrada en la fábrica del polígono de Maó que logró una elevada participación de trabajadores accionistas.
Según la nota oficial emitida por Quesería Menorquina y Quesería Ibérica, en el transcurso de la junta de socios se aprobaron los puntos del orden del día, que incluían el cambio de la condición de laboral de la entidad, es decir, que a partir de ahora pasará de ser una Sociedad Laboral Limitada a ser una Sociedad Limitada, lo que conlleva a su vez la modificación de los estatutos sociales.
Además, los socios aprobaron el aumento de capital mediante compensación de créditos de Quesería Ibérica por importe de dos mil euros, mediante la creación de 2.000 nuevas participaciones sociales de un euro de valor nominal cada una de ellas. Sería este el inicio del proceso de cambio del accionariado que aún está por sellar y del que ambas sociedades se limitan a señalar, en el comunicado, que «los contactos siguen a buen ritmo y esperamos alcanzar en un plazo razonable un acuerdo satisfactorio entre las dos compañías».
Claro ejemplo de que la negociación avanza hacia ese acuerdo definitivo es que la junta extraordinaria de ayer también acordó el nombramiento de Adolfo Pérez, directivo y líder del proyecto de Quesería Ibérica, como consejero de Quesería Menorquina.
Durante el encuentro celebrado en las instalaciones de Maó los trabajadores pudieron conocer de primera mano los detalles de la negociación y la situación económica que atraviesa Quesería Menorquina, que si bien tiene pedidos y ha mejorado su producción (cerró 2017 con 12.000 toneladas, dos mil más que el año anterior), arrastra deudas con acreedores que condicionan su futuro. En la actualidad la fábrica da trabajo a 150 personas aunque no todos son accionistas, una condición que ostentan los empleados más antiguos y que llevan años luchando por la viabilidad de la empresa.