El nuevo mapa de la regulación turística que delimita las zonas aptas para el arrendamiento vacacional empieza a tener efectos en el mercado inmobiliario. Pese a tratarse de unos síntomas aún entumecidos, hay propietarios que ya han decidido poner en el mercado del alquiler residencial aquella vivienda que ahora va a quedar vetada a su uso turístico. Pero no ha logrado desatascar la falta de viviendas que tienen las inmobiliarias para su arrendamiento. Los propietarios aún recelan de la medida, confían en que habrá cambios y podrán alquilar su vivienda por la vía turística. De ahí este tímido movimiento detectado.
Lluís Armengol, propietario de la inmobiliaria Fincas Armengol, estima en una de cada diez el número de viviendas que han saltado del alquiler turístico al residencial, un porcentaje todavía poco halagüeño «cuando pensábamos que ahora la bolsa se llenaría». Y es que, para Armengol, la actividad turística a través de las plataformas de comercialización sigue con el acelerador pisado.
Por su parte, desde Bonnin Sanso, su gerente Francesc Pons indica que la nueva zonificación aprobada inicialmente por el Consell «se ha notado algo, pero el efecto total aún no ha acabado de trascender porque la gente está indecisa». No existe aún «la seguridad suficiente» de que esta será la tendencia y los propietarios dudan de futuros cambios en cuanto a la permisividad o no del alquiler turístico. «Si acaba estabilizándose, habrá más», agrega.