Comienza la marcha atrás para que el Ayuntamiento de Es Mercadal decida si acepta el proyecto de mejora del puerto de Fornells –con cantina incluida– o bien lo rechaza y pierde los siete millones que Ports ha reservado. En estos momentos la disparidad de posturas entre partidos políticos y vecinos hace difícil vaticinar cuál será el resultado final. Las opiniones se dividen en dos grandes bandos. Los que creen que la presencia de un pequeño bar no puede echar atrás una inversión tan necesaria y los que critican precisamente que se supediten actuaciones imprescindibles para el puerto a la aceptación de una cantina.
Entre los que defienden que hay que aceptar el proyecto se encuentra el PSOE, con el alcalde Francesc Ametller y la presidenta de la Junta Local de Fornells, Lali Garriga, al frente: «llegados a este punto, creo que deberíamos tomar decisiones. Entre nada o esto creo que prefiero esto», defiende Ametller, siempre y cuando se acepte la opción de que el Ayuntamiento tenga poder de decisión ante posibles ampliaciones del bar, uno de los grandes temores expresados por todas las voces.
Ametller destacó que «haremos lo posible para llegar a un acuerdo con los diferentes grupos políticos». En ese sentido recuerda que la cantina se ha reducido de forma ostensible en relación al proyecto inicial y expone que hay informes jurídicos que afirman que la presencia de una cantina es una exigencia legal. En la misma línea, Garriga asegura que desde los primeros proyectos a lo que hay ahora «se ha llegado a una minicantina y que incluso hay gente que ve pequeña».
La postura favorable de los socialistas la compartía ayer la presidenta de la Asociación de Vecinos de Fornells, Isabel Esquiliche, quien no obstante aseguró que habla en voz propia, como vecina, y no como representante de una asociación vecinal en la que hay «disparidad de opiniones». Esquiliche defendió que es «absurdo desaprovechar una inversión de siete millones de euros porque hay gente a la que no le gusta una cantina» y entendió que «no hará ningún daño a los restaurantes de la zona».
Sector crítico
El hecho de que el PSOE vea con buenos ojos el proyecto, sobre todo porque más allá de la cantina presenta mejoras importantes para el puerto, no garantiza ni mucho menos que vaya a salir adelante ya que para su aprobación necesita, al menos, el apoyo de L'Entesa, visto que será difícil que el PP, como explicó ayer el concejal Richard Riera, vaya a dar su apoyo a un proyecto que no ha tenido en cuenta el acuerdo de pleno en el que se rechazó la cantina. Riera calificó de «chantaje» el ultimátum expuesto por el conseller de Territorio, Energía y Movilidad, Marc Pons. El 'todo o nada' es interpretado desde el PP como un planteamiento infantil. Riera denunció que «con las carencias de seguridad que tiene el puerto, no se puede derivar el debate a si hay una cantina o no». En ese sentido, sembró la duda sobre las intenciones del Govern al aseverar que «me parece que solo tienen dinero para hacer la cantina» y aseguró que es falso que la ley obligue a la presencia de una cantina para este tipo de proyectos de mejora portuaria.
Así las cosas, la llave que abrirá o cerrará la puerta a este proyecto parece tenerla L'Entesa. El concejal de la formación Damià Coll coincidió con el PP en calificar de «chantaje» la propuesta del Govern e incluso calificó de «irresponsable que desde Ports se supedite todo el proyecto a la existencia de una cantina» y planteó la posibilidad de que se inicien otras actuaciones urgentes, como la reparación del dique, para ver más adelante qué se hace con la cantina. No obstante, aseguró que todavía no han tomado una decisión sobre qué votarán. La semana que viene, cuando el jueves 3 se celebre la próxima reunión de la Junta Local, tendrán que haberse decidido.