Crecer como Iglesia de puertas abiertas: «Comunitaria, acogedora, samaritana y en salida» y con el lema «sal por los caminos y plazas» es el objetivo del Plan Diocesano de Pastoral para el periodo 2018-2022 aprobado en el encuentro «Discernir para evangelizar» celebrado este pasado sábado en el Teatro Salesiano.
Bajo la dirección del obispo Francesc Conesa se presentaron las conclusiones del proceso de reflexión llevado a cabo durante este curso sobre los retos de la Iglesia de Menorca y las líneas principales de trabajo a desarrollar durante los próximos años. Participó el sacerdote Domingo García Guillén, teólogo y misionero de la misericordia, que explicó el sentido y significado de lo que el Papa expresa al afirmar que la Iglesia tiene que ser «una casa de puertas abiertas».
Los diez retos
En primer lugar, el estilo y talante de la pastoral, basada en la acogida de todos. Ello implica avanzar hacia una Iglesia para vivir la fe unos junto a otros mediante el intercambio entre las parroquias y aprender a trabajar conjuntamente. Al mismo tiempo la evangelización debe ir acompañada siempre por la misericordia, con un actitud samaritana.
Los siete campos de acción aprobados consisten en:
-Potenciar el laicado. Implica confiar en los laicos y que actúen. En contrapartida, los laicos han de comprometerse y asumir responsabilidades.
-Llegar a los jóvenes y adolescentes para que sientan que la Iglesia está a su lado.
-Acompañar a las familias, implicándolas en la vida de las parroquias, teniendo en cuenta las familias desestructuradas.
-Mejorar la formación, integral y en profundidad, no tanto para aumentar los conocimientos sino para promover actitudes cada vez más evangélicas.
-Renovar la catequesis para que sea más vivencial con nuevas pedagogías para la eficaz transmisión de la fe.
-Cuidar la espiritualidad porque las raíces de nuestras acciones brotan desde entro. Las parroquias han de convertirse en escuelas de oración.
-Acercarse a los alejados, que no son sólo los que no van a Misa. Hay que aplicar una pastoral de llamada personal, salir a la calle para explicar y proponer el Evangelio.