La zona verde de aparcamientos de Maó, reservada desde su implantación el verano del año pasado a los residentes del centro de la ciudad, ampliará su número de potenciales beneficiarios. La teniente de Alcaldía de Movilidad, Dolors Antonio, explica que una vez recogidas las opiniones de todos los colectivos implicados, el equipo de gobierno ha optado por incrementar los posibles usuarios mediante tres medidas.
La primera consiste en ampliar el ámbito de la ciudad cuyos residentes pueden aparcar en la zona verde, que no la extensión de la propia zona verde. El mapa de posibles usuarios crece con varias calles o tramos próximos a la actual zona de beneficiarios. «Algunos ya se habían planteado como opción en su momento, pero al final quedaron fuera», comenta Antonio.
La segunda medida es que podrán hacer uso de la zona verde los conductores que cuenten con la tarjeta azul que acredita su minusvalía. La fórmula de utilización de los aparcamientos verdes será distinta a las ya conocidas plazas reservadas para este colectivo, puesto que en la zona verde tendrán que pagar como cualquier otro usuario. Antonio explica que de este modo se da respuesta en cierto modo a la falta de plazas para minusválidos que se ha detectado en la ciudad a través de los estudios realizados, de forma especial en el centro.
El tercer cambio supone que puedan hacer uso de la zona verde aquellos profesionales, pequeños industriales (carpinteros, fontaneros, constructores, pintores, instaladores...), que deban estacionar su vehículo cerca de algún domicilio o negocio en el que estén trabajando durante un determinado tiempo. También deberán pasar por el parquímetro para poder hacerlo.
Antonio comenta que los cambios han surgido del debate realizado en la Mesa de Movilidad para el análisis del primer año de funcionamiento de la zona verde. En este proceso han aparecido otras propuestas, como que durante el día funcione como zona azul, que de momento no se han considerado oportunas. «Hay que recordar que el objetivo principal que persigue la zona verde es pacificar el tráfico en el centro». La concejala, además, relativiza el impacto de la medida, «apenas son cuarenta plazas». Asegura que el balance está siendo positivo, «la gente se ha acostumbrado ya, quizás le cueste a quien viene de fuera». Antonio argumenta que «en general se percibe que la idea es buena, pero no gusta el efecto de ver tantas plazas vacías durante el día».
La nueva ordenanza de estacionamientos de pago está ya en periodo de consulta previa.