«Proponemos generar energía procedente de un mal incómodo y costoso de ocultar». Así presenta la sociedad E-Zhasyl (participada por las empresas Grupo Anka, Federico Echevarría Arquitectos y Sorozno) su proyecto para Menorca de convertir los residuos que generamos en energía, más concretamente, en electricidad, así como en petróleo y en carbón. Esta sociedad cree que su tecnología lograría reducir el tamaño de Milà en un máximo del 90 por ciento. Y ve en la Isla un enclave «ideal» en el que desarrollar esta iniciativa. Ya la presentó al exconseller Javier Ares (sin llegar a un acuerdo), teniendo en cuenta que Menorca es Reserva de la Biosfera y «este sistema puede dar una segunda vida a un material molesto».
Jorge de Juan Aracil es uno de los tres socios de esta sociedad. Reside en la Isla y considera que la tecnología denominada meriolisis podría dar respuesta a interrogantes que se plantean para la Isla. «Es la solución, con este sistema se acaba el problema de Milà». Esta tecnología, que supone el calentamiento de residuos a altas temperaturas en ausencia de oxígeno para transformarlos en energía, ya está implantado en países como Estados Unidos, Eslovaquia, Australia, Turquía o Aruba y con proyectos para México, India, Kazajistán, Portugal, Angola e incluso en la isla Thilafushi (Maldivas), hecha de basura, entre otras.