Los payeses de Menorca en la pasada Fira del Camp de Alaior, a mediados de marzo, ya mostraron su preocupación por la escasez de precipitaciones. Vaticinaban un «verano dramático» si no llovía en las próximas semanas. Y los peores augurios se han cumplido.
En abril apenas ha llovido. Han caído, de media en Menorca, solo 27 litros por metro cuadrado. Se trata de un 37 por ciento menos de lo habitual en este mes, cuyo promedio de los últimos 30 años es de 41,1 litros.
Y en el campo ya se sabe «en abril cada gota vale por mil», ya que es cuando es más necesario que llueva, porque es el momento que la hierba necesita el último empujón, antes de la llegada de los meses más secos del año. Y ahora, por mucho que llueva, «ya no es salvable», afirma el presidente de la Federación Agrícola y Ganadera de Menorca (Fagme), Pau Bosch.
La temporada ya está perdida. La sequía se ceba con los payeses de Menorca, que ven como están perdiendo, depende de la zona, entre un 50 y un 70 por ciento de las cosechas de forrajes y cereales. «Hacía muchos años que no se vivía una situación parecida», recuerda la secretaria general de Unió de Pagesos de Menorca, Margarita Llambias.
La consecuencia de todo ello es que calculan que a partir de junio y durante cinco meses (hasta finales de octubre, que si llueve volverá a haber pastos y forrajes) deberán recurrir a la compra de forraje de la Península. «Si al menos nos pagarán más por la leche, como hacen en Mallorca, –explica Llambias– se podría asumir, pero si no...». Si no se deberán sacrificar los animales (sobre todo vacas y ovejas) menos productivos.
Ante todo ello el sector, que se reunió el pasado lunes con la Conselleria de Medio Ambiente y Agricultura en la Comisión de la Sequía, reclama al Govern que habilite unas ayudas para que los payeses de las Islas puedan paliar los efectos de la sequía.