La diócesis de Menorca compagina su misión de anuncio del Evangelio con una intensa acción social, con la que atiende cada año a más de 2.400 personas en la Isla. Día a día desarrolla esta labor social en cuatro grandes ámbitos: asistencial, caritativo, educativo y cultural, según explicaron ayer el vicario general, Gerard Villalonga, y el ecónomo diocesano, Joan Mir, al presentar la situación económica de la Iglesia menorquina.
El trabajo social de la diócesis se lleva a cabo a través de dos centros para promover la inserción laboral, con 884 personas atendidas; dos centros para la infancia con 196 inscritos; un centro de asistencia a reclusos, con 17 participantes; cinco centros para mitigar la pobreza, que atienden a 1.194 personas; y 19 equipos de Caritas parroquiales, que cuidan y aportan distintos suministros a 200 familias. También incluye la gestión de una escoleta.
Gerard Villalonga explicó que la Iglesia necesita medios para llevar a cabo su principal objetivo, que consiste en la evangelización, y para la labor social.