El Consell aprobó este lunes inicialmente en el último pleno del mandato, a solo seis días de las elecciones, el nuevo Plan Director Sectorial de Prevención y Gestión de Residuos, el documento que llevaba siete años a la espera de revisión –la UE amenazaba con sanciones– y que marcará las líneas estratégicas de gestión y las infraestructuras necesarias para cumplir con los ambiciosos objetivos que establecen las normativas europea y autonómica en materia de residuos.
El plan, con un horizonte de seis años, incluye todas las etapas de la gestión integral de los residuos, desde la prevención de su generación hasta el vertido final del rechazo que no haya podido ser valorizado, pasando por el tratamiento de la basura y el sistema de recogida. Es en este último aspecto en el que –al menos en lo que afecta al grueso de la población– se notarán más cambios en los próximos años, con la implementación de un sistema que revolucionará el acto cotidiano de tirar la basura.
Reciclar la mitad
La UE marca como objetivo que en 2020 al menos la mitad de los residuos que llegan a las plantas de tratamiento deben estar separados y Menorca lleva años estancada en niveles inferiores al 20 por ciento en recogida doméstica selectiva. Para romper ese techo de cristal, el Consell ha optado por el modelo de recogida selectiva puerta a puerta, también de la materia orgánica separada (como ya hacen en Sant Lluís y Es Mercadal), complementado, principalmente en las urbanizaciones turísticas, con contenedores de chip, que solo se abrirán mediante una tarjeta de identificación.
El gran cambio conceptual reside en la obligatoriedad de reciclar. Hasta el momento era una opción filosófica –por así decirlo– de cada uno. Con el nuevo sistema que recoge el plan, reciclar pasará a ser una obligación. A través de la unificación de los criterios fiscales del servicio de recogida de basuras (el objetivo es terminar consorciándolo para que tenga carácter supramunicipal) se quiere, por un lado, incentivar mediante bonificaciones a aquellos ciudadanos y empresas que más reciclan y, por otro, castigar por ordenanza a los que no lo hagan. Para ello será necesario acabar con el anonimato en la gestión de los residuos.
La recogida selectiva puerta a puerta se extenderá a medida que vayan cumpliéndose los plazos de los contratos de recogida de cada ayuntamiento e irá precedida de una potente campaña informativa. A falta del detalle, el nuevo sistema consistirá a grandes trazos en la recogida de las distintas tipologías de residuos en días alternos y mediante contenedores identificados de cada vecino, del tal modo que se pueda controlar lo que recicla cada familia. El sistema también incluye una recogida selectiva específica para grandes generadores, por ejemplo los hoteles, y un sistema de recogida propio para los polígonos industriales.