La ficha
Lugar y año de nacimiento
— Es Castell, 3 de octubre de 2000Formación académica
— Estudia FP para titularse como técnico de Conducción de Actividades Físico Deportivas en el Medio Natural, en el instituto Cap de Llevant de Maó.Ocupación actual
— Desde septiembre realiza sus prácticas en Finlandia, gracias al programa Erasmus+Vive en...
— Pyhätunturi, área de esquí, naturaleza y muy poca población de la Laponia finlandesa. La ciudad más cercana está a 150km.
Comenzó a estudiar Formación Profesional para ser técnico de Conducción de Actividades Físico Deportivas en el Medio Natural como algo complementario, porque ese año quería dedicarse en paralelo a preparar las oposiciones a policía nacional. Sin embargo, se puede decir que Adrián Barceló ha hallado una nueva vocación y también ha redescubierto Menorca y Mallorca, ya que en el curso también han realizado una excursión a la Serra de Tramuntana. «Quería hacer algo físico y me gustaba la naturaleza pero no había visitado en profundidad la Isla ni realmente conocía lo bonita que es», confiesa ahora, y es que su curso en el instituto Cap de Llevant, ha cambiado totalmente su visión y le ha hecho estar más en contacto con el medio ambiente. Tanto, que en pleno periodo de prácticas en una alejada zona de Finlandia, trabajando en el resort Lucky Ranch, ya se plantea que «podría trabajar durante un tiempo en esto».
El pronombre se queda corto para describir las actividades de naturaleza que se pueden realizar en este destino nórdico: canoa, rutas ecuestres, senderismo, bicicleta de montaña, esquí, travesías a pie por la nieve con raquetas, contemplar auroras boreales, alojarse en un iglú, o bañarse en un lago casi helado después de sudar en la sauna. Adrián debe realizar 440 horas de prácticas. Conjuntó esa exigencia académica con el programa europeo Erasmus+, con el que tiene asegurada una estancia de tres meses, por lo que cubre las horas en una empresa y aprende la cultura de otro país.
Podía haber realizado el ‘Erasmus' en otros países ¿Por qué eligió Finlandia?
—Me ofrecieron también ir a Alemania o Portugal, ambas opciones estaban muy bien pero no cuadraban algunos aspectos de las empresas, como que tuvieran rutas a caballo que es algo que me gusta, por lo que decidí elegir Finlandia entre otros países del norte de Europa y acabé encontrando esta empresa. Yo contacté primero y después ya realizamos el papeleo desde el instituto, con la manager del ‘Erasmus+' para hablar los detalles y cosas ya serias como la estancia etcétera.
¿Cuál es su función en la empresa?
—Estoy ayudando en todo, no es una empresa muy grande. A principios de septiembre cuando hacía mejor tiempo –rondábamos los 15 grados–, trabajábamos con las canoas; ahora viene un mes, octubre, de más lluvias y se reducen las actividades. Así que ayudo en labores de mantenimiento de los establos, cortar leña y otras tareas que me van enseñando. A mediados de noviembre y en diciembre, cuando hay nieve permanente, ya vienen los clientes internacionales; en verano son más turistas finlandeses.
¿Cómo está resultando la experiencia?
—Me está gustando mucho. Es un poco dura la falta de luz, aquí te das cuenta realmente que tu cuerpo la necesita. Nosotros que estamos acostumbrados a la presencia del sol lo notamos, te sientes cansado y con ganas de dormir. Aunque sea la época en que hay más horas de luz, la verdad es que nunca puedes decir muy bien si son las doce del mediodía o las tres de la tarde, es muy gris y encapotado, acaba de amanecer y parece que está oscureciendo. Es raro
¿El clima hace que la gente sea menos sociable?
—Las relaciones sociales son más difíciles sí, son más de estar en casa. El silencio y la soledad son algo muy normal aquí. Mis jefes, al tener una empresa del sector turístico, están más acostumbrados a tratar con gente habitualmente, son más abiertos y saben mantener una conversación, ya sé que suena raro (ríe); de todos modos, creo que no hay nada establecido, hay todo tipo de gente. Pero es cierto que aquí el silencio y la soledad no son algo negativo. Yo ya era un poco así como persona, así que no me siento incómodo.
¿Cómo surgen allí las amistades?
—Tienes que buscártelo un poco. Aquí son muy útiles las aplicaciones de redes sociales, donde realmente la gente se quiere conocer, eso ayuda mucho. Hay que tener en cuenta no solo el clima sino las distancias, yo tengo la población más cercana a 80 kilómetros, aquí las ciudades además no son muy grandes. Es útil entonces usar las apps.
Está bastante aislado.
—Sí, es así. Desde Menorca volé a Helsinki –hay algunos vuelos directos al año–, y de ahí tomé otro vuelo a Rovaniemi, la ciudad más importante; luego en coche hasta Lucky Ranch, cerca de 150 kilómetros. De hecho creo que a 300 kilómetros aproximadamente hacia el norte llegamos al punto fronterizo entre Rusia, Noruega y Finlandia.
En esas regiones próximas a los polos los científicos señalan que el cambio climático es más evidente ¿qué le han comentado al respecto?
—Hemos hablado de ello alguna vez y están preocupados por la nieve, que es de lo que viven y donde ofrecen sus servicios. Para hacer un iglú se necesita mucha nieve, y también que el lago se congele para poder hacer bloques de hielo. El año pasado por ejemplo dicen que no empezó a nevar de verdad hasta principios de diciembre, eso ralentizó mucho su negocio e incluso tuvieron que comprar nieve. Los veranos son más calurosos también. Sobre los animales de momento no he oído que haya problemas como migraciones extrañas o algo por el estilo.
Supongo que su idioma de trabajo es el inglés.
—Sí, el finés es bastante difícil, aunque estoy aprendiendo algunas cosas básicas, como hyvää päivää que significa buenos días, o kiitos, que es gracias. Siento curiosidad por esta lengua.
¿Cuándo se acerque el invierno y haya más turismo ¿cuál será su cometido en la empresa?
—Pues tenemos que construir cinco iglúes, en los que la gente puede dormir. Dentro estás a unos -6/-2 grados centígrados, pero para dormir, en la cama y tapado con una piel de reno, estás muy bien. Se organizan también tours de caza de auroras boreales, esto está tan alejado de la civilización que no hay contaminación lumínica y es increíble cómo se ve el cielo. También hay senderismo con raquetas, esquí de fondo, snowboard, rutas a caballo y pesca en el lago..., esas son las principales actividades. Cuando hace buen tiempo están las canoas, se practica en el lago Pyhäjärvi cuando no hay viento porque está plano, y si no en los ríos, que no son rápidos ni tienen grandes descensos, se puede disfrutar.
¿Cómo ha resuelto la cuestión del alojamiento en un lugar tan apartado?
—Ahora vivo en la casa de la empresa y también me dejan una caravana, con una climatización muy buena, no paso nada de frío, estoy a 22 grados, y además puedo utilizar el restaurante para cocinar y mis necesidades. No solamente realizan las actividades en la naturaleza, Lucky Ranch tiene el restaurante y alojamiento tipo cabañas para los turistas; hace unos días adquirieron apartamentos y yo ayudaré a realizar la reforma.
Una curiosidad ¿ha probado a darse un baño en el lago?
—No me atrevía al principio (ríe). Cuando llegué, los primeros cinco días, estábamos la profesora que me acompañó y yo en el lago, contemplando el paisaje, y vimos como una mujer con su traje de baño entró y poco a poco, se sumergió. Así que dije «bueno..., igual hay que probarlo» pero ¡era increíble! Estaba helada. Aquí es muy típico ir a la sauna, que está al lado del lago, y después meterse en el agua del lago y así varias veces; la sauna parece un sitio en el que socializar y conocer gente, además de ser bueno para la circulación y los músculos.
¿Cómo es la alimentación, tiene de todo?
—Se come bastante bien, no falta de nada, aunque la verdura y la fruta es de menor calidad que en Menorca, porque además todo es importado desde muy lejos. Aquí las chucherías y el chocolate son muy populares aunque tienen muchos impuestos, porque hay problemas de obesidad y el Gobierno cobra muchos impuestos y un paquete de chuches puede costar 4 euros. La variedad de fruta y verdura también es menor, pero bueno, la carne de reno está deliciosa.
¿Le apetecería quedarse más allá de los tres meses de Erasmus?
—Se podría ampliar la estancia pero se tienen que dar varios factores: que me guste a mi quedarme aquí y que la empresa quiera. En principio mi idea es acabar y volver a Menorca en Navidad.