El número de titulares de tarjetas individuales de la sanidad pública en Menorca se sitúa en 87.956 usuarios, un 3,40 por ciento más que en 2017, cuando el IB-Salut contabilizaba 85.071 documentos. En los dos últimos años el número de tarjetas expedidas ha aumentado en 2.885. Este aumento de usuarios de la sanidad pública está «repartido», según la gerencia del Área de Salud, entre las cinco zonas básicas en las que se divide la Isla.
La mayor presión se detecta en los centros de salud de Canal Salat en Ciutadella, con un millar de tarjetas más en dos años; en Es Banyer, que aumenta 500 usuarios pero abarca no solo Alaior sino también Es Mercadal; y en el centro de salud Verge del Toro en Maó, que incluye la unidad de Es Castell, con otro millar de usuarios más. El resto del incremento de tarjetas se distribuye por las otras poblaciones. En Atención Primaria este aumento se traduce en 90 o 100 pacientes más por médico, y en el hospital se calcula que puede generar unas 500 urgencias más al año. Con estas cifras la dirección sanitaria considera que el incremento de actividad es asumible por la plantilla existente y no planea aumentarla.
Esta opinión no es compartida en absoluto por el Sindicato Médico de Balears (Simebal) en Menorca. Su portavoz Claudio Triay advierte que el circuito habitual de los médicos de familia «está saturado» y aunque el número de tarjetas emitidas «no es el único factor» porque también influyen la edad y la prevalencia de enfermedades, para Simebal resulta evidente que a mayor número de usuarios, más demanda y más posibilidad de demoras en las consultas.
El sindicato exige una cifra adecuada de pacientes asignados por médico, que sitúa en 1.500 tarjetas, cuando en la actualidad asegura que la media por galeno es de 1.800 tarjetas. En algunos centros de salud de la Isla se llega a superar los 1.900 pacientes asignados por médico de familia. Dalt Sant Joan, Es Banyer y Canal Salat presentan las cifras de usuarios más elevadas. Las tarjetas sanitarias individuales reflejan los cambios demográficos. Así, cayeron en los años de la crisis y en la última década han aumentado a medida que se recuperaban habitantes. También reflejan el envejecimiento de la población. El grueso del incremento en las tarjetas sanitarias está entre los 14 y 64 años pero también en los mayores de 65, con 14.877 pacientes y 888 tarjetas más en 2019 que hace dos años. En cambio en el segmento de población de 0 a 13 años el número de titulares de tarjetas desciende un 2,65 por ciento, con 324 tarjetas menos que en 2017.