Los oficios de la Semana Santa en Menorca, que se han celebrado a puerta cerrada en la Catedral, por las medidas de confinamiento del Covid 19, concluyen con el Domingo de Pascua. Este año se han suprimido las tradicionales procesiones del Encuentro, organizadas por varia parroquias de la Isla, y el canto del Deixem lo Dol, expresiones de devoción popular por la resurrección de Jesús, que empezó a conmemorarse en la Vigilia Pascual.
«Desde anoche resuena en las iglesias de todo el mundo la feliz noticia. El crucificado ha resucitado. No pudo con él la muerte. Es una gran victoria de Cristo y también nuestra. Es la victoria de Dios sobre el pecado del hombre y sobre la muerte», ha proclamado este mediodía el obispo de Menorca, Francesc Conesa, en la liturgia de la Pascua de Resurrección, oficiada en la Catedral de Ciutadella, que ha sido retransmitida en directo por la diócesis a través del canal Youtube.Bisbat de Menorca y que también ha ofrecido el diario digital menorca.info.
El prelado ha manifestado que «nosotros nos unimos a los primeros discípulos y, desde la fe, confesamos que Jesucristo está vivo, porque la luz de la fe nos da la capacidad para seguir reconociendo a Jesucristo en sus múltiples formas de presencia y experimentar que hoy sigue vive en su palabra, en la Eucaristía y en el hermano».
Ha indicado a continuación que «nosotros no contemplamos la resurrección de Jesús desde fuera, porque por nuestro bautismo participamos de este misterio. En el bautismo nos sumergimos en la muerte para resucitar a la vida. El bautismo nos ha unido al misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo y nos ha abierto un camino de luz hacia la vida eterna».
El pastor de la diócesis menorquina ha subrayado que «la Pascua de Jesús es nuestra Pascua, porque en Cristo resucitado se nos da la certeza de resucitar también nosotros».
Lo eterno y lo definitivo
«Nuestro destino es la vida eterna -ha señalado Conesa Ferrer- y por esto tenemos que aspirar a los bienes de arriba, a lo eterno y definitivo. No podemos mirar atrás, al sepulcro, a lo viejo, sino al futuro, a la vida, a lo nuevo. Hemos de dejar las obras de la muerte -que son la violencia, el odio y la mentira- para vivir los valores del mundo nuevo, los bienes de allá arriba, donde está Cristo».
El obispo de Menorca solicita «transmitir sin miedos este mensaje de vida y esperanza a nuestros contemporáneos, porque la vida triunfa sobre la muerte, el amor sobre el desamor, la verdad sobre la mentira, la justicia sobre la injusticia, y la luz sobre la oscuridad. Tenemos que abandonar la queja y el desencanto para abrirnos a la novedad de la Pascua».
En referencia al confinamiento decretado para frenar la expansión del coronavirus, ha indicado Francesc Conesa que «estos días pueden ser vividos con esperanza desde esta luz. La Pascua nos invita a poner vida donde otros ven muerte. No se trata de un optimismo iluso, sino de la convicción de que el bien triunfa sobre el mal, de que todos los esfuerzos y sacrificios no son en vano. La Pascua de Jesús nos dice que todo el bien que hagamos quedará para siempre, no se desvanece, sino que se proyecta hasta la eternidad».
Deixem lo dol!
En esta homilía pascual el titular de la sede episcopal de Severo ha manifestado que «los seguidores de Jesús hemos de contagiar el gozo sereno y la paz pascual. Deixem lo dol! se canta en nuestros pueblos. No es día de luto, sino de esperanza. Jesús está vivo y nosotros somos sus testigos. Ojalá sepamos transmitir a todos el gozo pascual, la alegría de quien vive la vida nueva de Cristo resucitado».