La nueva normalidad tiene prácticamente parado al sector del ocio nocturno en la Isla. Tras unos meses de diferentes fases y una progresiva desescalada, los negocios esperan algún movimiento por parte de la de la administración balear, pero todo parece indicar que éste no se va a producir de inmediato. A finales de la pasada semana, el Govern ya informó de que de momento las restricciones al ocio nocturno se mantienen.
Así, las normas vigentes en el Archipiélago son las siguientes. Pueden abrir los locales con un aforo inferior a 300 personas, está permitido alojar aun máximo de 100 sentadas y las pistas de baile quedan prohibidas. La presencia de clientes en las barras se admite hasta las diez de la noche y la hora de cierre está marcada a las 2 de la madrugada.
Con ese panorama, los negocios menorquines, principalmente en los puertos de Maó y Ciutadella, se agarran a la opción de las terrazas, pero en las condiciones actuales parece que no resultan rentables.
La situación ha llevado a que el sector haya pedido una reunión con el Consell insular para abordar el problema, y ya tiene cita para trasladar su situación a la presidenta del Consell, Susana Mora, el próximo jueves. Los hosteleros no han avanzado cuál será su propuesta concreta, pero no esconden que el tema de la ampliación de horarios los horarios será «el principal».
«La hora en la que nos obligan a cerrar es prácticamente a la que habitualmente empezamos a trabajar», explica Juli Rabal, gerente del Jazzbah, uno de los principales centro de ocio del puerto de Ciutadella que permanece cerrado. Rabal sostiene que tienen «muy claro que la salud es lo primero», pero «no quiero pensar que este horario sea la nueva normalidad, así no se puede trabajar».
El responsable de uno de los negocios cercanos resume que la nueva normativa les «condena». Dice que a estas alturas debería tener contratadas 15 personas, pero funciona solo con tres, y aún así «pierdo dinero». Su caso es paradójico, ya que según cuenta durante la fase 3 le iba mucho mejor ya que abría hasta las 5.30 de la madrugada acogiéndose a la normativa que permitía a las terrazas de hostelería funcionar con un tercio del aforo.